Por Diego Angulo
El presidente Andrés Manuel nombró como la “cuarta transformación” al movimiento popular que sacó del poder al salinismo político/empresarial neoliberal en las elecciones de 2018. Dicho por el mismo, la separación del poder político del poder económico.
A diferencia de las primeras tres transformaciones, la 4t es pacifica (sustentada en los ideales de Salvador Allende) pero igual de trascendente. El Movimiento de Regeneración Nacional arrasó en todas las elecciones y en todos los niveles, sacando del poder político a toda la generación prianista asumiendo la responsabilidad una novel camada de representantes populares con ideas de izquierda y con la esperanza de construir una nueva realidad.
Sin embargo, al igual que las anteriores la transformación, la 4T lamentablemente está en la antesala del descarrilamiento. Priistas, panistas, medios comunicación enriquecidos, empresario corruptos y políticos del viejo régimen pululan alrededor de dirigentes y representantes populares de Morena buscando la oportunidad de redención, y ante la posibilidad de apertura del movimiento, la base política sobre las que se cimentó el cambio está pasmada y sin reacción alguna.
Estamos frente a la trágica historia de la patria que se repite.
Las transformaciones están hechas por hombres y mujeres revolucionarias. Gente que difiere del estado de cosas y tiene ideas para transformarla, además se convence de la necesidad de tomar acción, principalmente el levantamiento en armas. Las tres transformaciones del país, es decir, la independencia, reforma y revolución fueron iniciadas por hombres y mujeres comprometidos con el cambio, pero en el camino hacia la victoria, fueron colonizados por una clase política que se negaba a renunciar a sus privilegios y pragmáticamente se sumaron a la nueva hegemonía política aplazando, y unos casos, descarrillando el proyecto que erá el motor del cambio.
En la independencia, la primera transformación, la de Hidalgo, Morelos y Guerrero, levantaron el país en armas en la idea abolir todo el andamiaje político de la Nueva España y en transcurso de la guerra no solo buscaron la independencia de España, si no abolieron la esclavitud, eliminaron las castas, buscaron moderar la opulencia e indigencia, plantearon restituir las tierras a los indígenas, eliminar los fueros eclesiásticos y militares y crear una república con división de poderes, una verdadera revolución social. Pero en el camino, el ejército realista y el clero (quien financió la guerra contra los insurgentes) se incorporaron a la causa independentista, sellando su adhesión a los insurgente a través de un abrazó en Acatempan Guerrero en febrero de 1821, pero condicionando mantener los privilegios en los tratados de Córdoba. En ese sentido, se llegó el absurdo que la independencia fue firmada por comandantes del ejército español, Agustín Iturbide y Juan O´Donojú, bajo el consentimiento de la iglesia católica. El proyecto revolucionario quedó trunco, no hubo restitución de tierras, la iglesia y los militares mantuvieron sus fueros y se creó un imperio mexicano.
No dista mucho lo que ocurrió durante la Reforma y todo el periodo liberal. La triunfante revolución de Ayutla de 1854 se propuso sacar del poder a los conservadores encabezados por Antonio López de Santa Ana y separar la iglesia del estado. Esta revolución dio a la mejor generación de patriotas, encabezados por Juárez, el “conductor de hombres” como decía el historiador David Brading, quienes soñaron con la consolidación de una república liberal sustentada en la libertad de prensa y expresión, un sistema democrático, un estado laico y la consolidación de una clase económica de pequeños propietarios con educación. Lucharon contra los conservadores, la iglesia y un ejército invasor, incluso hubo un tiempo en que el sueño liberal, como decía Alfonso Reyes, “se reduce a las proporciones del coche en que Juárez peregrinaba salvando las formas del Estado”. Pero con el triunfo liberal, llegaron las incorporaciones de los viejos enemigos de la patria, que supieron adular a uno de los hombres de Juárez, Porfirio Díaz. Las leyes de reforma se convirtieron en el instrumento para despojar de tierras a los indígenas y rancheros libres y dar paso al sistema de hacienda y la entrega de los bienes nacionales a los extranjeros (Ley de desamortización de los bienes eclesiásticos y manos muertas), nació el chayote a la prensa y la represión a los no alineados, volvió la esclavitud el valle nacional y Yucatán como lo documentó el periodista John Turner y la democracia se convirtió en una dictadura de 30 años.
Las condiciones que generaron el fracaso de la segunda trasformación dieron pauta para la gestación de la revolución mexicana. Francisco I. Madero encabezó una bola tan diversa, pero con el común de ser agraviados por el peor régimen de explotación en la historia del país. Un levantamiento por el “sufragio efectivo y la no reelección” luego se convirtió en una lucha por tierra, los derechos sociales y el trabajo digno. El ejército libertador del Sur, encabezado por Emiliano Zapata, demandó tierra para los campesinos, el villismo luchó por la justicia social y el magonismo y el movimiento obrero buscó la consolidación de los derechos laborales. El general Francisco J. Mujica y el grupo jacobino defendió esas demandas en el constituyente de 1916 y quedaron en la constitución de 1917. Pero los “barbaros” del norte, encabezados por Obregón y Calles, en la búsqueda de consolidar su poder abrieron la puerta a la burguesía nacional y se aliaron a las empresas extranjeras y al gobierno de Estados Unidos, firmando un impasse de la constitución en los tratados de Bucareli. Había salido Porfirio Díaz, pero los opresores siguieron siendo los mismos.
¿Hacia dónde se dirige la 4T con la incorporación de una clase política pragmática y hace unos años opresora? La historia nos dice que el proyecto social de la 4T está en peligro (no el poder).
Son importante las incorporaciones al proyecto para construir la hegemonía política, sin embargo, debe existir derecho de admisión, abrir las puertas a mujeres y hombres no relacionados con la corrupción y no ser de la clase política empresarial que saqueó México.
3 Comments
Muy bien narrada la historia de las transformaciones de nuestro país . No deberíamos correr riesgos , lo vivido por grandes hombres y mujeres de lucha debe ilustrarnos para ser más cuidadosos . La llegada de ciertos personajes a morena es ver el retroceso de una lucha sana , que dio esperanza a los desprotegidos.
Abrir las puertas a los opresores del pueblo debería ser condicionada y muy cuidadosa . No queremos que la historia se repita .
La Consolidación de la 4 T la hacemos sin los neoliberales!!!!!! Ellos jamás van a cambiar sus ideas de dominio y disfrute del recurso público , lo saben hacer muy bien . Los Prianistas aprendieron muy bien como escabullirse con piel de ovejas . Son capaces de transformarse muy bien , solo basta cambiárles el escenario cuál Artistas connotados . Alertas morenistas !!!!!
Ojalá y no se permita la incorporación de gente corrupta que solo desean volver a tener el poder absoluto como el caso de Daniel Amador.
Yo a favor del derecho de admisión a la 4T,puertas cerradas para los corruptos
del SNTE 53.