Josep Vicent Marqués, en su libro “No es natural: para una sociología de la vida cotidiana”, despliega una crítica incisiva hacia las estructuras de poder y las desigualdades sociales presentadas como inmutables o “naturales” por ciertos sectores de la sociedad. Marqués argumenta que lo que a menudo se presenta como “natural” o “inevitable” es, en realidad, el producto de construcciones sociales y decisiones políticas que pueden y deben ser cuestionadas y transformadas. Su obra invita a la reflexión sobre la capacidad de cambio social y la responsabilidad colectiva en la construcción de realidades más justas y equitativas.
Esta perspectiva sociológica está íntimamente ligada con la lucha por la justicia social que enarbola Morena y la tarea pedagógica que el presidente López Obrador ha venido desarrollando en México.
Como movimiento y posteriormente como partido político, ha centrado gran parte de su discurso y acciones en el combate a las desigualdades, la corrupción y el establecimiento de una sociedad más justa. Bajo el lema de la “Cuarta Transformación”, se ha prometido redefinir el contrato social en México, enfocándose en los más vulnerables y en la redistribución de recursos para cerrar brechas de desigualdad, incluso en Sinaloa el aspirante a senador Enrique Inzunza ha bautizado este esfuerzo como “Constitucionalismo del bienestar”.
La conexión entre la tesis de Marqués y la agenda de la izquierda se encuentra en el cuestionamiento del status quo y la lucha contra lo que se ha naturalizado injustamente: la pobreza, la desigualdad y la exclusión no son condiciones naturales de la humanidad, sino el resultado de estructuras de poder y políticas específicas. Ambos discursos invitan a repensar y actuar sobre las realidades sociales, promoviendo cambios estructurales para alcanzar una justicia social más amplia.
Este enfoque compartido subraya la importancia de no aceptar pasivamente las injusticias como parte de un orden natural, sino de reconocerlas como problemas sociales que requieren soluciones colectivas y políticas. Estas ideas convergen en el imperativo ético y político de trabajar por un mundo más justo, desafiando las narrativas que buscan naturalizar la desigualdad y la exclusión: “Así es la vida, ¿qué le vamos a hacer?”… ‘Tá fácil, cambiarla.
Tenemos como sociedad que desafiar la aceptación de las injusticias como condiciones inevitables de la vida social. La derecha NO ES NATURAL y sus mentiras menos, nada más las más comunes “El pobre es pobre porque quiere, la educación no es responsabilidad del gobierno, subir salarios aumenta la inflación, los programas sociales generan dependencia y son para huevones”, (Fox y Xóchitl Gálvez defienden esto, aunque luego se arrepienten y hasta se cortan la mano en una escena dantesca porque nadie les cree).
Es así, que con seguridad les digo:
“No es natural la acumulación de la riqueza en pocas manos mientras la mayoría lucha día a día por sobrevivir”. Resuena en nuestra mente con los esfuerzos por promover políticas de redistribución de la riqueza y asegurar un sistema más equitativo que beneficie a todas y todos.
“No es natural la discriminación basada en el color de piel, género, orientación sexual o cualquier otra diferencia”, tenemos que luchar contra las estructuras de opresión y exclusión que dividen, promoviendo la igualdad y la inclusión, hallar la unidad en la diversidad.
“No es natural los salarios injustos que no permiten a los trabajadores vivir con dignidad“, hay que asegurar un salario justo para los trabajadores y cerrar las brechas salariales de género y la acumulación de la riqueza en un puñado.
“No es natural la explotación del hombre por el hombre”, rechazamos está idea completamente falsa que se complementa con la máxima de los corruptos “el que no tranza no avanza”, la idea del egoísmo y la avaricia inevitables como motor para escalar en las dinámicas de poder entre las personas, es falsa.
“No es natural que haya gobiernos ricos con pueblos pobres”, criticamos la desconexión de los gobernantes con su pueblo, es necesario combatir la corrupción y redistribuir los recursos del estado de manera que beneficie a la población y en especial a quien más lo necesita.
Al final, “lo natural” cambia, lo podemos hacer como sociedad con un cambio radical en la forma en que entendemos y actuamos sobre las “naturalizaciones” de injusticias, subrayando la urgencia y la posibilidad de construir una sociedad basada en la equidad, la justicia y la dignidad para todos.
Y es deber de nosotros hacer de nuestro país un lugar más justo, incluyente, sin discriminación de género, preferencia sexual, religión o condición económica, hacer pues, juntos, que la nueva naturaleza sea hacer el bien y trabajar en conjunto para que nadie se quede atrás, nadie se quede fuera, hacerlo por amor y desde abajo, donde vivimos la mayoría y se halla la verdad.
Edgar Adair Espinoza Robles es politólogo, padre de 3, activista, doctorante, articulista, docente, asesor político en campañas, políticas públicas y de formación del capital humano.
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Que nadie se atrás, que nadie se quede fuera