Hoy se llevará a cabo el segundo debate presidencial, dentro de la serie de tres organizados por el Instituto Nacional Electoral (INE), caracterizado por un formato que los propios candidatos han calificado como rígido. A pesar de algunos ajustes destinados a fomentar un mayor enfrentamiento entre los aspirantes, el evento seguirá siendo estrictamente controlado por el cronómetro, con intervenciones que durarán casi dos horas.
Una diferencia notable es que Claudia Sheinbaum (Morena, PT y PVEM) y Xóchitl Gálvez (PAN, PRI y PRD) estarán de pie, separadas por poco más de un metro, en lugar de sentadas como en el primer debate. En este segundo encuentro, Jorge Álvarez Máynez, de MC, estará en la extrema izquierda, sin estar en el centro como antes. El debate se llevará a cabo en los Estudios Churubusco, en el sur de la Ciudad de México, y será producido por la misma empresa que tuvo problemas técnicos en el primer evento, por lo que cada candidato tendrá su propio cronómetro frente a ellos.
Aunque el costo del primer debate fue de 12.6 millones de pesos, no se han proporcionado cifras preliminares para los siguientes, se estima que serán similares. Los consejeros del INE han insistido en la calidad del evento, advirtiendo a la productora sobre las demandas explícitas de excelencia en el contrato.
Los temas a tratar en este segundo debate incluyen crecimiento económico, empleo e inflación; pobreza y desigualdad; infraestructura y desarrollo; y cambio climático y desarrollo sustentable. Los ciudadanos han contribuido con preguntas, seleccionadas cuidadosamente por el INE para evitar sesgos, y serán presentadas por los moderadores: Adriana Pérez Cañedo y Alejandro Cacho.
Ahora, los mismos candidatos harán la presentación inicial en cada segmento, pero de igual manera la dinámica girará en torno a preguntas enviadas por los ciudadanos.
En el primero fueron planteamientos recabados por el INE en sus redes sociales, con un acumulado de 24 mil interrogantes; ahora se dieron a la tarea de videograbar a electores en plazas públicas y recogieron 400 preguntas de residentes en los 32 estados, así como de las dos ciudades de Estados Unidos donde hay más mexicanos inscritos en el padrón: Los Ángeles, California, y Dallas, Texas.
Después de un análisis de cada una, a fin de evitar interrogantes ofensivas o tendenciosas, el INE determinó que 186 eran válidas; luego les aplicó otro filtro, por sorteo, para obtener 75 finales, las cuales entregó a los moderadores Adriana Pérez Cañedo y Alejandro Cacho. Entonces, como en el primer debate, serán los comunicadores quienes en privado elegirán ocho para plantear en la transmisión.
Los candidatos harán presentaciones iniciales en cada segmento, y la dinámica girará en torno a las preguntas enviadas por los ciudadanos. A pesar de las quejas de los aspirantes tras el primer debate, se mantendrán los formatos aprobados por el Consejo General del INE desde diciembre, con el objetivo de tener debates equitativos que contribuyan a un voto informado.
El INE y los organizadores están optimistas de que el debate transcurrirá sin contratiempos, ya que faltan 34 días para las elecciones, en las que los mexicanos elegirán más de 20 mil cargos de elección popular, incluida la Presidencia de la República. El consejero Martín Faz expresó que están dadas las condiciones para que los candidatos se desempeñen adecuadamente en este segundo encuentro.