Por Joel Álvarez Borrego
Suele suceder en la mayor parte de las personas existentes en una sociedad determinada y a medida que pasa el tiempo es más notorio que las ideas modernas se ven dentro de jaulas. Los barrotes que conforman las jaulas cada día se muestran más sólidos y difícil de derrumbar.
Una de esa jaulas es el consumismo. Las personas nos hemos convertido en compradores compulsivos a tal grado que se sufre cuando no podemos adquirir lo que nos gusta a pesar de que no tiene utilidad alguna.
Se gasta más de lo que se gana, esto permite colocar las manos en los barrotes de la jaula que nos hunde con altos intereses que prácticamente no se pueden pagar, deteriorando enormemente el salario .
Se vive dentro de jaulas porque estamos cautivos, cual si fuéramos presos.
Y qué decir de la jaula más bonita pero la que nos sentencia a vivir años de falsedad. A desperdiciar lo que se escoge como lo máximo pero menos duradero. La jaula de la moda, la más vanidosa y más costosa. La que nos viste pero no nos cambia para bien, la que sirve para apantallar a gente desconocida, la que nos hace creer que somos y nos vemos mejor. Prendas de vestir que incluso son pronto guardadas para no usarse jamás. Esta jaula es tan poderosa que incluso nos hace comprar ropa rota para enseñar parte de nuestro cuerpo. Esto ha de parecer extraño al más triste de los mendigos que desearía contar con ropa súper usada pero en buen estado.
Existe una jaula que nos somete a los poderes existentes, quizá sea la más poderosa, la más dañina, la más cruel. Esta jaula se ha convertido en el cuarto poder. Son, estas jaulas, como cajas que idiotizan, que apendejan y roban la voluntad de la gente. La televisión y la radio, jaulas que aglutinan a la gente por medio de la enajenación y la mueven al antojo de quienes tienen el poder.
Nuestra niñez no escapa a este tipo de influencias. Ellos viven, gracias a sus padres, encajonados entre el IPad, el Nintendo o cualquier otro aparato idiotizador. Sólo basta observarlos para ver en ellos la felicidad de estar enjaulados en una vida estúpida.
Si, estamos cautivos y sometidos a los poderes existentes.
Y qué decir de los siguientes enjaulados:
— Los que asisten a una reunión de amigos y lo primero que hacen es sacar el celular para tomar fotos hasta de lo que comen o beben.
Ante esta actitud las buenas ideas se diluyen y se cae en el marasmo de una falsa felicidad.
— Los que sólo opinan de lo que escucharon de otro pero ni se preocupan en conocer su veracidad.
La única posibilidad de terminar con el sometimiento y dejar de ser seres cautivos por la manipulación y la estupidez humana a la que nos lanzan los grupos en el poder es procurar salir de las jaulas que no nos permiten ser personas libres.
Preguntémonos ¿por qué Bill Gates y Steve Jobs, los grandes de los avances en cuanto a computación se refiere, han prohibido a sus hijos el uso de los aparatos? Lo permitirán hasta los 15 años de edad, bajo control y sólo una hora por día.
No nos queda de otra, o seres humanos enjaulados, sometidos y dominados, enajenados e idiotizados, o seres humanos librepensantes, con voluntad propia y capacidad para decidir.
NOTA: Existen muchas jaulas más.