Por Nestor
Hoy por hoy, vivimos historia pura. Se viven los juegos olímpicos de Paris 2024, y lo que se vive en la ciudad del amor está rompiendo el molde. Desde una inauguración que dio pie para que toda una ciudad pudiera tener acceso a un espectáculo de primera, con deportes que irrumpen esta justa y atrayendo a cada vez más deportistas y más personas a poner sus focos de atención en la justa deportiva más importante del mundo y que concentra a todas las naciones del globo, reconocidas o no, por el G20 y sus amigos.
Sí, estimados lectores, Paris 2024 estaba llamada a romper el molde y la barrera de lo acostumbrado y no solo por la polémica inauguración donde un grupo conservador ha querido centrar su atención pues durante una parte de esta fue de llamar la atención por la inclusión de grupos lgbt o la aparición del “death metal” mientras una María Antonieta aparecía decapitada, los juegos olímpicos que se llevan a cabo están poniendo en una misma balanza todas las aristas que este mundo vive, la desigualdad, la inclusión, las guerras, los conflictos políticos de los países, pero sobre todo la justa deportiva donde durante 4 años miles de deportistas compitieron por estar entre las y los mejores, y representar con toda su voluntad a sus naciones, unos por el orgullo de darle a sus países la gloria, otros por el válido derecho a la recompensa económica y la proyección que generan estos juegos, pero lo que sea de cada quien, es un gozo poder vivir dichos juegos olímpicos.
Pero, mientras a nivel global se vive la euforia del deporte profesional, olvidamos y perdemos el foco y el objetivo de los juegos, del deporte mismo, no como disciplina, no como un acto profesional o una carrera que se desempeña para vivir de ella, hoy la niñez cada vez juega menos, practica menos deportes, se inspira menos en esto para salir adelante, pero también, las autoridades hoy cada vez, motivados por la moda, el impacto económico inmediato y las presiones no precisamente sociales sino políticas o empresariales, están tomando el camino erróneo al no fomentar una deportividad afectiva, incluyente y sobre todo de recreación.
Pongo el caso de Culiacán, Sinaloa, una ciudad de la cual cuando se habla de ella, se habla de su belleza, de su comida, de sus deportistas, de sus artistas y además irremediablemente de su lado oscuro con su narco presencia. Y pongo de ejemplo a esta ciudad por que pasan los años y el discurso político de usar al deporte como un bastión para alejar la violencia o la narco presencia de las nuevas generaciones sigue vigente, siempre se dice que acercar a los juegos, a los deportes y a las disciplinas a la juventud, les dará una opción distinta a lo que muchos ofrecen en una ciudad como Culiacán, que como dije antes, tiene más positivos que negativos. Pero no existe nada más falso en las administraciones locales que el fomento al deporte de recreación, y no hablo de este, sino de al menos los últimos treinta años, donde el deporte y su fomento tomadas como banderas políticas de las administraciones en turno han servido para justificar puestos, presupuestos y obras en función de quien esté al mando.
Es pues uno de los grandes pesares en el Culiacán actual, que la ciudad más importante del Estado de Sinaloa tenga uno de los equipamientos más completos del noroeste para hacer deporte, (ojo deporte, no disciplinas para competencias profesionales, ese es otro cuento del que después hablaremos), sí, aunque usted no lo crea, Culiacán es de las ciudades donde mayor inversión se ha hecho en la infraestructura deportiva y de recreación, con áreas verdes, canchas deportivas y complejos multifuncionales para llevar a cabo actividades donde la juventud pueda desarrollarse.
Entendido esto, es también claro que se vuelve complejo el mantenimiento de todas estas áreas y que se vuelve necesaria la participación de la sociedad, llámese vecinos o promotores deportivos para la conservación y el buen estado de dicha infraestructura.
Dicho lo anterior, últimamente ha pasado usted, no por las nuevas estructuras, pero ¿sí por las históricas? Si no lo han hecho, los invito a darse una vuelta por los centros de barrio, el centro constitución, los parques en las colonias populares entre otras. Repito no es solo tarea del municipio el hacer trabajo para conservarlo, pero sí de revisar a quienes se entregan las áreas bajo responsabilidad.
Recuerdo hace apena 6 años, un presidente municipal me respondía ante mi reclamo del estado de algunas canchas donde más se desarrolla el deporte de la ciudad, a lo que el respondía: “Es que no es mi culpa, el cabildo entregó la concesión y esa gente nomás no da mantenimiento”. Un balde de agua fría cae sobre mi cabeza al escucharlo y solo pensar, bueno y no es el mismo cabildo, quien debe revisar periódicamente a quienes entregan concesiones, permisos o simplemente porque lo hacen de palabra el uso de las instalaciones públicas.
Otro claro ejemplo es el negocio que representa para los encargados de los parques, canchas, albercas, el cobro y uso de las instalaciones, ¿quiénes son los encargados? Habría que pedirles a los cabildos revisar que no estén amigos, parientes o similares y qué negocios se llevan a cabo, porque en algunos casos pareciera más una mafia local que maneja los deportes.
Por último, mis estimados y olímpicos lectores, la última del deporte de recreación en Culiacán es la aparición y moda del “pádel” un deporte que se creó como respuesta en Argentina para una mezcla entre el tenis y deportes similares, un deporte vinculado ya en nuestro país a las clases altas por el alto costo de los insumos para llevarlo a cabo y donde pareciera más un centro de reuniones de clases medias y altas para su convivencia más que para la práctica de un deporte, sin embargo, aquí celebramos la llegada de más deportes para que existan más opciones para quienes pueden pagárselo, por cierto, hoy que el pádel a través de sus canchas privadas inundó Culiacán decirles que esto no es nuevo, sino una moda más atraída como en su momento lo hicieran las canchas privadas de softbol o de mini soccer, así que, mis estimados lectores, espero les sea redituable la moda del pádel a los inversionistas que han construido sus complejos privados, eso está claro, pero también dejar claro que este es un deporte excluyente y que por ende las administraciones pueden hacer inversiones en otro tipo de actividades que con una menor inversión generen mayor atención y desarrollo para su juventud, por eso desde aquí también les platico que a título personal, es un error el invertir en canchas de pádel públicas como prioridad ante una gran desatención de los espacios ya existentes a menos claro que existan otros intereses que hayan obligado a que se construyeran y se invirtiera en un deporte donde juegan 4 personas por juego, y que el equipo a usar tiene un alto valor, de eso platicamos en la que sigue.