Por Diego Angulo
La madrugada del lunes 9 de septiembre, narcotraficantes se enfrentaron en el sector Campiña, en Culiacán, dando inicio a la tercera guerra del narco en Sinaloa. Ya son 25 días de conflicto entre cárteles, lo que ha afectado la normalidad educativa en los municipios de Culiacán, Navolato, Elota, Cosalá y El Dorado, principalmente.
En los últimos días, Culiacán, epicentro del conflicto, ha retomado medianamente la normalidad; los habitantes han salido a las calles en gran medida porque los hechos de gran impacto han disminuido. Sin embargo, las escuelas no han podido retomar las clases de manera normal, ya que persiste una resistencia de la comunidad educativa, especialmente de padres y madres de familia.
Apenas hace unos días, Culiacán era considerada una de las ciudades más seguras del país según sus propios habitantes. La Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana, elaborada trimestralmente por el INEGI, publicó en julio que el 80.2 % de los culichis se sienten seguros en el trabajo, el 78.6 % en el centro comercial, el 78.3 % en el automóvil y el 73.3 % en el parque, siendo los lugares más seguros el hogar y la escuela, ambos con porcentajes superiores al 90 %. Entonces, ¿Cómo las escuelas pasaron a ser lugares inseguros y los padres se resisten a enviar a sus hijos?
Esta resistencia se debe en gran medida a la pérdida de confianza de los padres y madres de familia en el gobierno durante esta coyuntura. Esa pérdida de confianza comenzó el primer día del conflicto, cuando solo se suspendieron clases en el sector Campiña y se mantuvieron los días martes y miércoles, mientras la ciudad era sitiada por delincuentes. Además, se intentó minimizar oficialmente los hechos, a pesar de ser el comienzo de la guerra del cártel más poderoso del mundo, sumado algunas declaraciones de funcionarios y la SEPyC, que calaron en el magisterio y la sociedad.
Se generó una percepción erronea en la sociedad que creé que el gobierno no se preocupaba la seguridad de los niños, niñas y adolescentes, sino únicamente construir una narrativa de que Culiacán estaba seguro, lo cual no se correspondía con la realidad.
La pregunta ahora es: ¿Cómo retomar dicha confianza?
La confianza en el gobierno no es como un interruptor de luz que se apaga y se enciende; por eso, los llamados a clases presenciales han sido como un grito en el desierto. A diferencia de la desconfianza, que puede surgir de un día para otro, la confianza es un proceso que se construye paso a paso, y para eso están las políticas públicas.
Sinaloa está dentro del proceso de transformación nacional con gran respaldo popular y apenas en junio la ciudadanía reafirmó su voluntad que los gobiernos de la 4t sigan gobernando. En ese sentido, este gobierno puede retomar la confianza de las madres y padres de familia de Culiacán.
Primero, se tiene que reconocer que la necesidad de seguridad es la más importante de los seres vivos; solo hay que observar la pirámide de Maslow, o en términos políticos, leer a Thomas Hobbes. El filósofo de la 4T, Enrique Dussel, dice que la “voluntad de vida” es el razonamiento más primario del ser humano y el origen del poder político. El poder “sirve a la voluntad de vida; de lo contrario, la misma potencia de la voluntad puede suprimirlo e instaurar otro, o modificar aquello que ha perdido valor vital”. La resistencia a enviar a los hijos a la escuela se basa en ese sentido de protección de la vida, la voluntad de vida que proporciona la familia y el hogar, cuando se piensa que el Estado ha dejado de garantizarla. Hasta ahora, esa potencia de voluntad solo ha llevado a no enviar a los hijos a la escuela, pero podría avanzar hacia protestas, otras formas de resistencia y acciones que pondrían en peligro al propio poder.
Segundo, no hay condiciones sociales para el regreso a clases presenciales. Quiero enfatizar el aspecto social, porque, aunque es cierto que los hechos delictivos de alto impacto han disminuido, la sociedad de Culiacán ha vivido lo que Naomi Klein denomina un “shock social”: “un evento o situación inesperada que afecta profundamente a una sociedad, provocando un estado de desorientación, miedo, confusión o estrés colectivo”. Lo que ha sucedido en Sinaloa y Culiacán no es menor: se reportan en el mes de septiembre 142 homicidios, 195 desapariciones forzadas y 416 robos de autos, sin mencionar la guerra cibernética entre cárteles y los canales de WhatsApp que han puesto imagen y voz a esta tragedia social. Se necesitan respuestas desde la psicología social, empezando por reconocer errores frente a la sociedad, realizar una reingeniería administrativa e incluso apoyar eventos como la marcha por la paz, pero sin politizarlos. Además, la Nueva Escuela Mexicana debe jugar un papel central en esta terapia social, enfocando los proyectos de aula, escuela y comunidad hacia el análisis de la problemática de la violencia y en la construcción de espacios para la paz.
Tercero, el regreso a clases no tiene porqué ser únicamente presencial. En busca de la normalidad en Culiacán, se ha enfatizado por todos los medios el regreso a clases presenciales. La idea se sustenta en gran medida en que existe una brecha digital en los hogares más pobres y que las modalidades virtuales no son efectivas en términos de aprendizaje. Aunque es cierto que casi todos los estudios coinciden en que la pandemia, cuando se llevó acabo clases en linea, afectó los aprendizajes (Riemens 2021a, 2021b; Donelly y Patrinos 2021), estudios también han mostrado que las clases híbridas obtienen mejores resultados que las presenciales y las virtuales. Por ejemplo, una investigación realizada a través de un meta-análisis de datos, que revisó 1,132 investigaciones publicadas entre 1996 y 2006 sobre educación primaria y secundaria, encontró que los estudiantes que recibieron servicios híbridos (blended-learning) obtuvieron mejores resultados que aquellos que estudiaban en un sistema meramente presencial o en línea (Mans et al. 2008). Hay muchos más estudios que respaldan esta conclusión.
Hasta ahora, se han planteado posturas binarias sobre la educación en línea/presencial o a distancia/escolarizada desde el gobierno en contraposición con las comunidades educativas, negando la educación híbrida como una alternativa viable. El gobernador Rubén Rocha ya dejó entrever que podría usarse la educación híbrida; sin embargo, hasta ahora no se ha definido una política clara al respecto. La educación híbrida implicaría mantener las escuelas abiertas con horarios recortados en las horas de mayor seguridad, con asistencia rotativa diaria de maestros y alumnos solo para revisar y atender dificultades de aprendizaje, acompañada de días de educación en línea.
Es necesario un programa educativo emergente que de confianza a las familias de mandar a sus hijos a la escuela al mismo tiempo que se avance en los aprendizajes, un sistema de semáforos de riesgo que implicaría presencial, hibrido y, en los momentos de mas riesgo, en línea.
Si bien es cierto, esta semana los niveles de violencia han bajado y los alumnos poco a poco han comenzado a ir a las aulas el camino hacia la normalidad es tan frágil que un evento podría amenazar todo el avance.
En mi siguiente columna escribiré sobre la educación híbrida.
Bibliografía.
Donnelly, R., & Patrinos, H. (2021). Learning loss during COVID-19: An early systematic review. Prospect, 77, 145-153. https://doi.org/10.1007/s11125-021-09582-6
Klein, N. (2007). La doctrina del shock: El auge del capitalismo del desastre. Paidós.
Means, B., Toyama, Y., Murphy, R., Bakia, M., y Jones, K. (2009). Evaluation of Evidence-Based Practices in Online Learning: A Meta-Analysis and Review of Online Learning Studies. US Department of Education. https://files.eric.ed.gov/fulltext/ED505824.pdf
Reimers, Fernando M. (2021a) Educación y COVID-19: Recuperarse de la pandemia y reconstruir mejor. Serie Prácticas Educativas. http://www.ibe.unesco.org/sites/default/files/resources/34_educacion_y_covid-19_spa.pdf
Reimers, Fernando M. (2021b). Aprender de la pandemia. Las repercusiones de la covid-19 en la educación mundial. 7-41. En COVID–19 Y EDUCACIÓN Las disrupciones en las oportunidades educativas causadas por la pandemia. Universidad Camilo José Cela. https://repositorio.ucjc.edu/handle/20.500.12020/951
1 Comment
Excelente artículo no se puede forzar a una sociedad dañada,temerosa,herida.
Un punto importante que hay que tener en cuenta para el modelo híbrido …hay sectores de la población que están en riesgo latente por citar un ejemplo : Alturas del Sur ,ahí no debe ni siquiera pensarse en tener niños en las escuelas….Además hacer un estudio focalizando los polígonos de mayor riesgo y valorar entrw expertos cuando pudiera habet condiciones para el regreso en esos sectores.