Por Diego Angulo
Es la foto más famosa de la Revolución, y cómo no había de serlo, si en ella aparecen los dos héroes más importantes de la lucha: los representantes de las causas populares, un campesino y un bandolero social (en los términos de Hobsbawn), sentados en la silla presidencial, Zapata y Villa.
Existen muchas historias escritas sobre esta imagen. Una de ellas dice que no era la silla presidencial, ya que Venustiano Carranza la había subido al tren que lo llevó a Veracruz en su huida, cual era de cuero. Otros dicen que el hermano de Emiliano Zapata, Eufemio, según escribió Martín Luis Guzmán, pensaba que era una silla de montar y había prometido a sus soldados quemarla en cuanto la tuviera enfrente, debido a que quien se sienta en ella olvida sus promesas. Otra historia sostiene que fue el propio Zapata quien, al ofrecimiento de Villa, rechazó sentarse en la silla porque hace “malos” a los hombres que se sientan. Esta versión es respaldada por Andrés Manuel López Obrador que en una entrevista con la periodista rusa Inna Afinogenova siendo presidente riendo dijo que la silla “ya había sido limpiada”. Según el villista Cecilio Robles, Villa exclamó: “Voy a ser presidente de la República un tantito”, mientras otros aseguran que dijo: “Y por esta silla nos estamos matando”.
El origen de la foto también es motivo de controversia. Paco Ignacio Taibo II afirma que los generales pasaban por un salón para ver al presidente convencionista Eulalio Gutiérrez, donde había cuatro sillas. Una de ellas, según Gómez Morin, destacaba por su “terciopelo guinda en su forro y sus chimuela guirnaldas doradas que acusan un pérfido uso”. Al verla, alguien pidió tomar una foto. Meraz y Rito Rodríguez sostienen que fue idea de Villa, una hipótesis respaldada por Taibo. Por su parte, Vania Casasola, bisnieta de Gustavo Casasola (autor de la icónica foto), relata que, según la tradición oral familiar, los generales, cansados de observar el desfile militar desde el balcón, decidieron sentarse en las sillas del salon. Los fotógrafos aprovecharon la oportunidad y convocaron a todos a posar. Se tomaron varias fotos, tantas que Zapata se molestó por el constante flasheo y comentó: “Mi general (Villa), ¿no se le antoja una heladita de fotógrafos?”.
Se conservan dos fotos de aquel momento, ambas de Casasola: una donde Zapata mira a Villa mientras este observa su sombrero de charro, y otra donde Zapata mira directamente a la cámara mientras Villa, con la mirada desviada, ríe. En las imágenes aparecen quienes debían estar: del lado de Zapata, el profesor Otilio Montaño (con un vendaje en la cabeza) y Rodolfo Fierro (de pie); del lado de Villa, su compadre Tomás Urbina. También hay personajes anónimos que Taibo describe como “la barroca familia que la Revolución ha hecho a partir del anonimato”: un niño con la boca abierta y los ojos cerrados, un gringo con lentes miopes vestido de charro, y un negro con cananas.
En el centro de ambas fotos destaca una mujer, la única. Taibo la describe como “una mujer de pie cerca del respaldo de la silla donde está Villa, que parece una oficinista fuera de lugar”. Sin embargo, Vania Casasola afirma que se trata de Dolores Jiménez y Muro, quien era zapatista. Dolores se unió al zapatismo tras salir de la cárcel donde había estado por cometer “actos de sedición” al redactar, junto con Ponciano Arriaga, el Plan de Tacubaya. Con el zapatismo continuó escribiendo, redactó el prólogo del Plan de Ayala y participó contra el usurpador Victoriano Huerta en los periódicos La Voz de Juárez y Anáhuac. Estas actividades la llevaron nuevamente a prisión en marzo de 1914. Según Casasola, acababa de salir de la cárcel cuando Villa y Zapata entraron juntos a la Ciudad de México el 6 de diciembre y fue invitada al desfile militar donde fue retratada en esta histórica foto.
Paco Taibo cree que se trata de un personaje anónimo, ya que considera que la entrada al Palacio Nacional fue un hecho popular donde participó todo tipo de personas, incluidos simples mirones. Vania, por el contrario, asegura que era un ambiente controlado, reservado para revolucionarios de alto rango, sus escoltas, medios de comunicación y fotógrafos, además de invitados especiales como Dolores. Tan convencida está que la Colección Gustavo Casasola ha cambiado el título de la foto, antes conocida como Villa en la silla presidencial, por Pancho Villa, Dolores Jiménez y Muro y Emiliano Zapata, en Palacio Nacional a la entrada de los ejércitos de la Convención.
Cualquiera de las dos interpretaciones me parece valiosa. Se trata de reescribir la historia, de visibilizar a quienes han sido anulados en la rica narrativa de nuestro país. Bien lo dijo Claudia Sheinbaum en su discurso de toma de protesta en la Cámara de Diputados: “Durante mucho tiempo las mujeres fuimos anuladas. Nos contaron una versión de la historia que quería hacernos creer que la humanidad era protagonizada solo por hombres. Las mujeres participaron en las grandes hazañas de la historia de México”.
La mujer en el centro de la foto simboliza a la soldadera, la adelita, la escritora, la maestra, la campesina, la obrera o la periodista que lucharon en la Revolución.
Regresé a esta foto porque, durante el G20, me llamó la atención la foto oficial que ubica al frente a Lula da Silva de Brasil, Xi Jinping de China y Narendra Modi de la India, quienes representan el cambio en el centro del poder mundial, mientras detrás aparece la presidenta Claudia Sheinbaum.
La comparación con la foto de la Revolución es natural.
Las mujeres están ahí, llegará el momento que gobiernen el mundo, como hoy lo hacen en mexico.
Es tiempo de mujeres. ¡Qué vivan las mujeres!. También que viva México y su transformación social.
4 Comments
Que buena descripción de la fotografía ,al nombrar a la mujer inmediatamente eres consiente de su existencia y de lo importante de su rol en la historia y el presente de México.
¡¡Que vivan las mujeres¡¡
Excelente contextualizar hechos de la historia que se cuentan muy poco y comparar esos hechos con ambas fotografías !!! No abundan las mujeres !! Llegar a ese espacio no es cosa fácil !!!!
Es tiempo de visibilizarnos las mujeres !!!!
Buenas reflexión amigo, eres un gran escritor, te envío un abrazo.
Las imágenes aluden a dons fotografías en contextos históricos diferentes, y objetivos diferentes; la segunda hace referencia a la mujer como gobernante del Estado mexicano; la primera imagen a la mujer que luchó por derrotar al gobierno dictatorial de Díaz, una mujer sin aspiraciones a cargos públicos, sino partícipe como muchas y muchos más, en la vorágine revolucionaria de 1910. Buscar las semejanzas entre dos tiempos diferentes por el hecho de ser mujeres no explica el estar ahí de ambas, las causas son distintas, el proceder y los objetivos también. Lo que las hace similares es que, a más de cien años de distancia entre una foto y otra, sólo aparece una mujer entre muchos hombres, y donde, la lógica varonil sigue imponiéndose pese a los augurios bien intencionados.