Por Diego Angulo, S+Q53
En mayo pasado por invitación de un grupo de jubilados y pensionados de Los Mochis asistí a una reunión para informar del Fondo de Vivienda, la reunión estuvo muy concurrida, en su mayoría personas muy mayores.
Al lado derecho muy al fondo desde donde yo hablaba se sentó don Javier, llegó temprano, aunque llegué diez minutos antes cuando arribe ya estaba ahí, lo salude. Me llamo la atención por su fragilidad, me habló muy despacio, estaba sentado encorvado y trató de levantarse al acercarme pero con mucha dificultad quedó a media altura. Junto a él estaba su esposa, también interesada en el tema de vivienda, pero parecía más preocupada en cuidar a su compañero.
Terminé de dar la información, muchos jubilados se acercaron a pedirme detalles, después de unos minutos, mire a don Javier cerca, a dos metros a mi izquierda, me estaba esperando. Me fui hacia él.
-“He estado en la lucha desde hace tiempo” me dijo.
Cierto, el demando el 2016, su esposa antes, ella ya tenían laudo firme, el todavía no, ISSSTEESIN se había amparado.
– “¿Cómo le hago para que ya de una vez me den mi fondo? Yo demandé” volvió a decir.
-“No hay forma, no quieren pagar los laudos, ni quieren pagar nada, por eso queremos modificación a la ley y un reglamento”.
– Usted se ve mayor, tiene demanda, ¿Tiene una enfermedad grave?, le pregunte.
– No, no graves, me dijo.
– Cuando salga el reglamento se priorizará el pago de enfermedades graves, los más mayores y laudos, será de los primeros.
Su esposa, que se encontraba a un lado, me dijo:
-“Tiene cáncer pero no le gusta decirlo”….“Desde el año pasado le han estado inyectando un medicamento que vale 15 mil pesos porque el ISSSTE no tiene por la pandemia, le hemos estado comprando con préstamos, afortunadamente, ya hay en el ISSSTE, pero estamos muy endeudados”, sentenció.
El caso de Javier lo expuse con gente de ISSSTEESIN, como el del profe Jorge de 80 años con diabetes crónica y dos infartos. Nada se hizo.
Desde que empezamos la lucha por la vivienda en la sección 53 y se avizoró el pago a los que tienen enfermedades graves. En el borrador de reglamento que tiene el gobierno del estado propuesto por nosotros quedó como primero en los pagos “los que tengan una enfermedad terminal con dictamen médico”.
De hechos, cuando se pensó en dispersar 20 millones aprobados en el congreso en octubre de 2019 (aunque yo no estaba de acuerdo con la listas) acordamos Isabel Ramón, Teodosio y demás compañeros y compañeras del comité que fueran los que tuvieran enfermedades graves.
Ese ha sido el reclamo siempre, primero enfermedades terminales, segundo laudos firmes, tercero los de mayor edad biológica.
Pero no pagaron, hasta este 2021, no obstante no a las personas con enfermedad terminal, ni las personas mayores, salió el agandalle común de una generación que se cultivó en épocas del sindicalismo de Daniel Amador.
El ISSTEESIN se reunió en sesión extraordinaria el 23 de junio de 2021 y autorizó el pago de 20 millones de pesos de manera extraordinaria a 358 jubilados y que a la letra dice “en situación vulnerable”, es decir, como se planteó desde 2019.
Pero salió Fernando Sandoval, dirigente de la sección 53 a reclamar su parte del fondo, que nunca lucho por el, que don Javier nunca lo vio en el ISSSTE para ayudarlo a que le proporcionaran la inyección. Pero es su cultura, el agandalle, no la vergüenza.
Así se repartieron el dinero, la mitad para un lado y la mitad para el otro, aparecieron en las listas los allegados, los que van a sus reuniones, los que nunca reclaman y los que aplauden. Nunca se valoró como elemento de la vulnerabilidad un dictamen médico del ISSSTE o el acta de nacimiento que verificara la edad biológica.
Se necesita cambiar la cultura de una generación sindical, necesitamos que aprendan de solidaridad y la justicia.