Por Gonzalo Fonseca
Desde el año 2023 se encuentra dentro del inventario en objetos y
documentos en el Museo de Historia de Pericos. Este cautivador libro que, cuyo
título es “Álbum de paz y trabajo: 1810-1910″ del editor Don Irineo
Paz-México. Que refiere a las prosperas haciendas, las boyantes Fincas agrícolas,
ganaderas de grandes extensiones que movían la economía en la época del
porfiriato.
Irineo Paz, abuelo del célebre Octavio Paz, Premio Nobel de Literatura 1990,
fue Poeta, escritor y ensayista.
Pues Don Irineo dibuja magistralmente, las poderosas entidades y allí en el
contenido da cuenta de la hacienda de Pericos y donde hace puntual
referencia a Inés Peiro Castro.
Cuenta ahí que este hombre nació en la hacienda de Pericos, Estado de
Sinaloa, en el año de 1817, sus padres fueron Son Estanislao Peiro y Guadalupe
Castro de Peiro; quedó huérfano de padre a la edad de 4 años. Desde muy joven
se dedicó a la agricultura y el comercio, teniendo como principio fijo no comprometer
su crédito imprudentemente, empleando sus propios elementos. Formo una
sociedad que giraba el nombre de “Peiro Retes”, después “Peiro Restes y Compañía” y al último giro bajo la razón de “Peiro Hermanos”, siendo su
socio Don Melesio Peiro hermano suyo, muy digno colaborador en los ramos a que
se dedicaba la sociedad.
Considerando que la industria filamentera del Mezcal sería conveniente
explotarla. Obtuvo de su primer socio Retes que fuera a Yucatán a estudiarla.
De las comparaciones de plantas de henequén en Pericos, se aclaró que
estas eran notablemente más pobres en fibra, entonces por mediación de sus
amigos Don Joaquín Redo y Don Mariano Martínez de Castro, también, dice hijos
progresistas de Sinaloa, consiguió traer 9000 plantitas de henequén de las que se
cultivan en Yucatán, de estas le correspondieron 3000, que por inexperiencia se
perdieron casi todas, quedando reducidas al pequeño número de 120 poco más o
menos.
Notando el, que para su empresa era poca la cantidad y que era difícil de
conseguir más, puesto que había una disposición en Yucatán que impedía la
extracción de dichas plantas, resolvió ir personalmente a los distritos del Sur de
Sinaloa en busca de ellas, de la misma especie, similares en riqueza de fibra a las
de Yucatán, las encontró a su satisfacción y por el Puerto de Mazatlán las embarco.
Enseguida, lleno de esperanza publicó en “El Correo de la Tarde” algunos
artículos animando a sus colegas a desarrollar esa industria en alta escala en toda
la Costa del Pacifico. Proporciono obreros que fueran a estas haciendas a enseñar
la manera de usar maquinas desfibradoras y mando modelos a la “Fundación de
Sinaloa” donde construyeron varias máquinas.
En fin, le pareció que alguna vez vería dotado a su Estado de Sinaloa con
una riqueza industrial, bastante sólida, produciendo una materia prima, de
explotación de tanta demanda, aún era el ideal de este infatigable trabajador
sinaloense, que en medio de la gran modestia con que procedió, se descubrió al
hombre genio que no se detenía ante los obstáculos cuando se proponía llegar a
los resultados que sabe proporcionar la perseverancia.
En este ligero apunte, breve, sin adornos y sin toques de literatura, bastan
superabundantemente para dar a conocer al muy respetado Señor Inés Peiro Castro a quien en su tiempo deseo feliz éxito que merecía para sus elevadas
miras.
La empresa de llevar una fibra rica a su estado es de por si un mérito que lo
enaltece y como no sembró en campo estéril porque en Sinaloa abundaron y
abundan los hombres de empresa, su labor fue fructífera.
Por lo que, para concluir el nombre de Señor “Inés Peiro Castro”
Periqueño honra las páginas de este libro que lleva el título de: “Álbum de la Paz y el Trabajo 1810-1910” de Don Irineo Paz.
Busca este ilustrativo libro en el Museo de Historias de Pericos