En 2024, México alcanzó un hito histórico en el comercio automotriz con Estados Unidos, rompiendo el récord del superávit con 137,813 millones de dólares, un aumento del 6% con respecto al año anterior. A pesar de este crecimiento, que refuerza la integración de ambas economías, las tensiones comerciales entre ambos países podrían intensificarse debido a las amenazas de Donald Trump de imponer aranceles a las importaciones de automóviles.
Según el Departamento de Comercio de Estados Unidos, las exportaciones mexicanas al país vecino aumentaron un 4.9%, alcanzando los 181,397 millones de dólares, mientras que las exportaciones de Estados Unidos a México subieron un 1.5% hasta los 43,584 millones de dólares. No obstante, la administración Trump, al anunciar posibles aranceles a partir del 2 de abril, ha generado incertidumbre en la industria, que se encuentra en alerta por los posibles efectos en la cadena de suministro.
Aunque México sigue siendo la nación con la mayor integración productiva compartida con Estados Unidos en la industria automotriz, con un 40% de contenido estadounidense en los productos manufacturados, las amenazas arancelarias ponen en riesgo una relación bilateral que ha sido crucial para ambas economías.
En paralelo, las relaciones con Canadá también son claves para el comercio automotriz. Aunque en 2024 Estados Unidos registró un superávit de 7,139 millones de dólares con Canadá en el sector, el creciente temor de que las políticas de Trump puedan afectar esta dinámica mantiene a la industria en un estado de alerta.
En respuesta a las amenazas, varias marcas automotrices, como General Motors, Nissan, Ford y Stellantis, han comenzado a planificar posibles ajustes en sus operaciones, como trasladar parte de su producción de México y Canadá a Estados Unidos, si los aranceles se concretan.
En una reciente declaración, Mary Barra, presidenta de General Motors, afirmó que la empresa tiene la capacidad de aumentar su producción en Estados Unidos en caso de que los aranceles sean impuestos. De manera similar, Makoto Uchida, director general de Nissan, indicó que la compañía evaluará otras opciones de producción si las tarifas son elevadas.
Por su parte, Ford y Stellantis también están considerando alternativas en sus cadenas de suministro para mitigar los posibles impactos de los aranceles en sus operaciones, pero todas las marcas coinciden en su interés en mantener el libre comercio bajo los términos del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), argumentando que los vehículos y autopartes que cumplen con sus normas no deberían estar sujetos a aranceles adicionales.
El clima de incertidumbre generado por las amenazas arancelarias podría alterar profundamente la industria automotriz en América del Norte, que enfrenta ya varios desafíos, incluyendo la posible reconfiguración de las cadenas de suministro y la toma de decisiones estratégicas por parte de los principales actores del sector.
Este panorama sigue evolucionando, y la atención internacional está centrada en las próximas acciones de la administración Trump y cómo afectarán los intereses económicos de México, Canadá y los Estados Unidos.