Ciudad de México, 14 de abril de 2025. En un país donde el crédito sigue siendo un privilegio y no un derecho, Sheinbaum no se anduvo con rodeos. Desde Palacio Nacional, instruyó al secretario de Hacienda, Edgar Amador, a sentarse con la banca —tanto la comercial como la de desarrollo— para revisar de fondo lo que durante décadas se ha disfrazado de estabilidad: un sistema financiero que cobra caro por prestarle poco a los que más lo necesitan.
“Le encargamos a Edgar (Amador) que busque junto con los bancos, tanto de desarrollo como banca comercial, que bajen las tasas. Entonces, también para dinamizar la economía, obviamente sin riesgos, pues es que se bajen las tasas de interés”, afirmó la mandataria.
La presidenta puso el dedo en la llaga: aunque el Banco de México ya bajó su tasa de referencia, los bancos comerciales siguen sin trasladar ese beneficio a las y los ciudadanos. En particular, denunció que las pequeñas y medianas empresas —el corazón económico del país— enfrentan barreras casi infranqueables para acceder al crédito.
“O sea con todo y que el Banco de México bajó la tasa, de todas maneras el acceso a un crédito para una pequeña, una mediana empresa, sigue siendo muy complejo”, subrayó.
No se trata solo de ajustar cifras macroeconómicas: Sheinbaum está abriendo un nuevo capítulo de diálogo con la élite financiera, uno que pone por delante la justicia económica y el acceso democrático al financiamiento.
Y esto apenas empieza. La presidenta anunció que estará presente en la próxima Convención Bancaria, el 7 de mayo en Nuevo Vallarta, donde el tema de las tasas volverá a la mesa, pero ahora con el respaldo de millones que esperan algo más que discursos: esperan un cambio real.