Washington, 8 de mayo de 2025 — La Cámara de Representantes de Estados Unidos aprobó por estrecho margen un controvertido proyecto de ley impulsado por el Partido Republicano para cambiar el nombre del Golfo de México por el de Golfo de América (Gulf of America), en línea con una iniciativa promovida por el presidente Donald Trump desde su regreso a la Casa Blanca.
Una propuesta polémica y con fisuras internas
El proyecto fue patrocinado por la congresista Marjorie Taylor Greene, una de las principales aliadas de Trump, y obliga a las agencias federales a modificar todos los mapas y documentos oficiales con el nuevo nombre. Ahora, la propuesta se dirige al Senado, también controlado por los republicanos, para su votación definitiva.
Pese al respaldo del liderazgo republicano, la medida ha generado división dentro del mismo partido. El congresista republicano Don Bacon criticó duramente la iniciativa, calificándola de “juvenil”.
“No somos la Alemania del Kaiser Wilhelm ni la Francia de Napoleón. Somos Estados Unidos de América y somos mejores que esto”, declaró Bacon a CNN.
Fuerte rechazo demócrata: “Una pérdida de tiempo”
La oposición demócrata calificó el proyecto como una distracción política y una ofensa al uso responsable del poder legislativo. La representante demócrata Mary Gay Scanlon de Pensilvania fue tajante:
“Puede ser el proyecto de ley más tonto que se haya llevado al pleno en mi tiempo en el Congreso”.
Scanlon acusó a los republicanos de ignorar los problemas reales del país para complacer los “caprichos” del presidente Trump, quien ya había firmado un decreto en enero ordenando el cambio de nombre en documentos del gobierno.
Costo, viabilidad y oposición institucional
Según estimaciones de la Oficina Presupuestaria del Congreso, el cambio implicaría un costo menor a 500 mil dólares en cinco años, aunque instituciones como bibliotecas, escuelas y agencias estatales asumirían sus propios gastos para actualizar materiales.
Además, medios como Associated Press han rechazado utilizar el nuevo término. La AP incluso fue excluida de las conferencias de prensa de la Casa Blanca, lo que llevó a un juez federal a declarar que tal exclusión violaba la Primera Enmienda sobre libertad de prensa.
¿Y ahora qué sigue?
Aunque el proyecto ya pasó la Cámara Baja, su futuro en el Senado es incierto. La medida requiere unidad dentro del bloque republicano, algo que hoy está en duda debido a las críticas internas. Mientras tanto, la polémica crece tanto a nivel político como diplomático.