Hablando de pus y chapulines en el café

Joel Álvarez Borrego

Las reuniones en pequeñas fondas, en algún restaurante o en cualquier lugar donde se pueda degustar un buen café, suelen ser recurrentes, sobre todo si se cuenta con un grupo pequeño de personas que gustan de dar sus opiniones, opiniones de todo tipo ya que cada uno le inyecta sus propios significados basados en libros que han leído o de experiencias de la cotidianidad donde se rumorea de todo y de todos.

El tema que más fluye es el del salto de los chapulines inmersos en el acto político. Personajes que por años se han entregado a un partido político y han permanecido en él mientras existe la posibilidad de ostentar un cargo público. Cuando las posibilidades de seguir pegado a la ubre del presupuesto se debilita, se desprenden de ella, alzan la cabeza, y buscan la oportunidad en el partido que destaca por contar con las preferencias del pueblo.

La deserción se da en una desbandada alocada que le permita llegar primero para buscar la posibilidad de colocarse, para ello como dijera Octavio Paz en su ensayo “Laberinto de la Soledad”, se ven en la imperiosa necesidad de contar con varias máscaras que les permita ocultar sus verdaderas intenciones, su verdadera esencia.

Es así, como muchos que se revolcaron en la corrupción llevan en una de sus manos la máscara de la alta moralidad, y para asegurar su falsedad poseen además la máscara de la honestidad y de su amor al pueblo, ese pueblo por años jodido y del cual se burlaron y dañaron hasta extremos exagerados.

No faltó, dentro del grupo de cafeteros empedernidos quien señalara a los dirigentes de la Sección 53 del SNTE. Por muchos años jugando el papel de un sindicato corporativo, fue un feliz aliado del Partido Revolucionario Institucional (PRI). La Sección 53 saboreó las mieles que le prodigaba un partido que ganaba el carro completa en todo tipo de elecciones gracias a los fraudes cometidos, pues el partido, contento y satisfecho con su actuar les regalaba sus cuotas políticas, convertidas éstas en regidurías, presidencias municipales, diputaciones locales, diputaciones federales, senadurías y hasta una gubernatura obsequiada a Carlos Jongitud Barrios por su lealtad. Muchos de ellos hicieron papeles poco satisfactorios en sus cargos pues no es lo mismo que se les regale un puesto a que realmente se lo ganen por capacidades propias.

Pero, el agua se le acabó al bule, el PRI ya no despunta, se ha desmoronado estrepitosamente, ya no levanta, y ahora los “líderes sindicales” buscan su acomodo en MORENA, el movimiento de Andrés Manuel López Obrador, quieren seguir gozando de los privilegios que hicieron enriquecer a muchos de ellos.

Otro gran cafetero, después de un buen sorbo a su taza de café, dijo, un tanto encolerizado, MORENA, se llenará de pus si los más podrido del PRI o de cualquier otro partido de la derecha se van a sus filas.

Y si, ésta es la preocupación, la gente que ve como su partido se derrumba, llena el cartón de máscaras para ofrecer las caras de la moralidad, la honestidad, el amor al pueblo y cuanta falsedad pueda existir, pero nunca podrán ocultar su verdadera esencia, esa que es muy difícil abandonar, la de ser corruptos, estafadores y enemigos del pueblo,

Joel Álvarez Borrego
09/09/23

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