El presidente salvadoreño Nayib Bukele, quien asumió su primer mandato en 2019, juramentó este sábado para un segundo período de cinco años.
En las elecciones de principios de febrero, Bukele obtuvo una victoria abrumadora con el 84.6% de los votos, a pesar de las objeciones de la oposición y algunos miembros de la comunidad internacional que cuestionaron la legalidad de su reelección inmediata según la Constitución del país.
Su estilo de liderazgo autoritario y sus decisiones polémicas han generado tanto apoyo como críticas, manteniendo altos niveles de popularidad, especialmente entre los jóvenes salvadoreños. Su enfoque en la seguridad pública y la lucha contra las pandillas ha resonado con gran parte de la ciudadanía.
Durante su primer mandato, Bukele ha consolidado el poder ejecutivo, a menudo actuando de manera unilateral y desafiando a otros poderes del Estado, lo que ha suscitado preocupaciones sobre la separación de poderes y la salud de la democracia en el país.
Bukele ha cultivado relaciones estrechas con Estados Unidos y ha buscado inversiones extranjeras para estimular la economía de El Salvador. Sin embargo, también ha experimentado tensiones con organismos internacionales y otros gobiernos.
Entre sus medidas más destacadas se encuentran la dolarización de la economía, la militarización de la seguridad pública y los enfrentamientos con la Asamblea Legislativa, acciones que han generado debate y protestas en la sociedad salvadoreña.