Ciudad de México.- Durante la conmemoración del 56 aniversario de la masacre del 2 de octubre de 1968, los partidos políticos en la Cámara de Diputados abordaron la efeméride desde diferentes perspectivas. Mientras la oposición utilizó la ocasión para advertir sobre los riesgos de gobiernos “autoritarios y omnipotentes”, Morena y sus aliados destacaron los avances en derechos juveniles y propusieron eliminar los nombres de Gustavo Díaz Ordaz y Luis Echeverría de espacios públicos.
Fuensanta Guerrero, diputada del PRI, subrayó la importancia de aprender de la historia, recordando que la represión de 1968 buscaba infundir miedo y silenciar a quienes luchaban por un país mejor. Criticó que en la actualidad se vivan “aires de autoritarismo” y señaló el riesgo de que el poder se concentre en un solo hombre, deteriorando los contrapesos democráticos.
En respuesta, Lilia Aguilar, del PT, calificó de incongruente que el PRI hable de autoritarismo, recordando el papel de sus gobiernos en la represión de 1968. Destacó que, a diferencia de entonces, hoy no se persigue ni reprime a los jóvenes, y aseguró que la evolución democrática es resultado de movimientos progresistas encabezados por figuras como Andrés Manuel López Obrador.
Por su parte, el panista Daniel Chimal García utilizó el 2 de octubre como referencia para criticar la militarización del país bajo el gobierno actual. Cuestionó la creciente presencia del Ejército en tareas civiles y criticó la supuesta incongruencia de Morena al defender la izquierda mientras levanta murallas frente a las protestas estudiantiles.
Arturo Roberto Hernández Tapia, de Morena, replicó señalando que, a diferencia de los gobiernos autoritarios del pasado, la administración de López Obrador ha promovido el bienestar juvenil con apoyos, becas y acceso a la educación y el empleo. Además, celebró la reciente disculpa pública emitida por el Estado mexicano por la masacre de Tlatelolco y exhortó a eliminar de la nomenclatura pública los nombres de los expresidentes Díaz Ordaz y Echeverría.
El debate en torno al 2 de octubre reveló las profundas divisiones entre los partidos, reflejando diferentes visiones sobre el autoritarismo, la memoria histórica y el papel de las juventudes en la sociedad actual.