Por: Michelle Campoy
El cuerpo, entendido como espacio de existencia y acción, ha sido históricamente
objeto de control y apropiación. En el caso del reclutamiento criminal en México, un
cuerpo joven se convierte en una mercancía moldeable, sometida a las lógicas de
un mercado que ofrece estabilidad donde el sistema formal impone restricciones. Mientras el mercado laboral exige experiencia, educación y estabilidad, el crimen
organizado seduce con inmediatez, movilidad y la ilusión de independencia,
aspiraciones que el Estado debería garantizar.
Los jóvenes reclutados bajo engaño experimentan una alienación radical: su cuerpo
deja de pertenecerles y se convierte en un instrumento de la violencia. Para quienes
ingresan voluntariamente, el cuerpo se transforma en una herramienta de poder y
resistencia ante un mundo que les burocratizan las oportunidades. En ambos casos,
la autonomía se ve fracturada por un sistema que, en su indiferencia, permite que el
crimen absorba lo que la sociedad se niega a ver.
Como señala Maurice Merleau-Ponty, “No tengo un cuerpo, soy mi cuerpo”. En
este contexto, el reclutamiento criminal no sólo despoja a los jóvenes de sus vidas,
sino que les arrebata su propia identidad. El desafío filosófico y político radica en
recuperar esos cuerpos antes de que sean devorados por una maquinaria que los
convierte en armas desechables. ¿Cómo impedir que el crimen organizado continúe
apropiándose de una juventud que para el Estado es invisible?
El reciente descubrimiento del rancho Izaguirre en Teuchitlán, Jalisco, donde se
hallaron restos humanos y evidencias de prácticas atroces por parte del crimen
organizado, pone de manifiesto la urgencia de abordar las estrategias de
reclutamiento que estas organizaciones utilizan para captar a jóvenes en México.
Requisitos para trabajar en México
El mercado laboral mexicano suele exigir a los aspirantes ciertos criterios para
acceder a un empleo formal:
● Experiencia laboral previa: Muchos empleadores buscan candidatos con amplia experiencia en el área, lo que dificulta la contratación de jóvenes sin trayectoria laboral.
● Nivel educativo: Se requieren títulos académicos o certificaciones específicas, limitando oportunidades para quienes no han completado estudios superiores.
● Edad: Algunas vacantes establecen rangos etarios, excluyendo a jóvenes o personas mayores.
● Disponibilidad de tiempo completo: Muchas posiciones demandan jornadas laborales extensas, lo que puede ser incompatible con otras responsabilidades y aspiraciones.
Requisitos para trabajar bajo engaños en otros sitios
En contraste, el crimen organizado ofrece “oportunidades” laborales con características atractivas para jóvenes:
● Sin experiencia previa: No se exige historial laboral, facilitando el acceso de novatos.
● Bajos requisitos educativos: La educación formal no es un impedimento.
● Promesas de altas remuneraciones: Se ofrecen salarios superiores al promedio del mercado y amplias posibilidades de ascender en corto tiempo.
● Incorporación inmediata: No hay procesos de selección largos; la contratación es casi instantánea.
● Facilidades logísticas: Se proporciona transporte y alojamiento gratuitos durante la “capacitación”.
Casos de reclutamiento
Reclutamiento voluntario: Algunos jóvenes, atraídos por las promesas de dinero fácil y estatus, optan por integrarse al crimen organizado. Estas ofertas suelen destacar la ausencia de requisitos estrictos y la posibilidad de obtener ingresos elevados rápidamente.
Reclutamiento involuntario: Otros son engañados con ofertas de empleo legítimas. Por ejemplo, Luis, un joven que aplicó a una vacante de guardia de seguridad, fue llevado a una supuesta capacitación que resultó ser un centro de entrenamiento del CJNG, donde fue obligado a convertirse en sicario .
Diferencia generacional y resistencia del mercado laboral
La juventud actual busca flexibilidad, oportunidades de crecimiento rápido y equilibrio entre vida personal y laboral. Sin embargo, el mercado laboral tradicional a menudo se muestra inflexible y lento para adaptarse a estas necesidades, creando un vacío que el crimen organizado explota.
¿Qué hacer para retener a la juventud y evitar que caiga en manos equivocadas?
- Reforma del mercado laboral: Adaptar las condiciones laborales a las
necesidades actuales de los jóvenes, ofreciendo flexibilidad, oportunidades
de desarrollo y salarios competitivos. - Programas de inserción laboral: Crear iniciativas que faciliten la entrada de
jóvenes con poca experiencia al mercado laboral formal, brindando
capacitación y mentoría. - Educación y concienciación: Implementar campañas que informen sobre
los riesgos de las ofertas laborales fraudulentas y las tácticas de
reclutamiento del crimen organizado. - Fortalecimiento comunitario: Desarrollar espacios seguros y actividades
que involucren a los jóvenes en sus comunidades, fomentando un sentido de
pertenencia y propósito. - Acceso a servicios básicos: Garantizar educación, salud y oportunidades
recreativas de calidad para todos los jóvenes, reduciendo su vulnerabilidad
ante propuestas peligrosas. - Procesos laborales simples: Las nuevas generaciones y los procesos
engorrosos son dos cosas que no se llevan bien, prueba de ello son la
tendencia en redes sociales de explicar la cotidianidad de la vida en 1 minuto.
Simplificar procesos laborales ayudará a que los jóvenes dejen de ver como
primera opción otros reclutamientos fáciles y sospechosos.
Abordar esta problemática requiere un esfuerzo conjunto de gobierno, sectorprivado y sociedad civil para ofrecer a la juventud alternativas reales y atractivas quelos alejen de las garras del crimen organizado. Quizás la respuesta no radique en lacoerción, sino en la reconfiguración de las oportunidades, en un mercado que valorela juventud no por su utilidad inmediata, sino por su potencial transformador