Estudiantes desafiaron las órdenes de las autoridades académicas de desalojar los campamentos en decenas de universidades, incluida la Universidad de Columbia en Nueva York. En lugar de retirarse, los estudiantes recibieron apoyo de cientos de compañeros, profesores y simpatizantes externos, mientras el movimiento contra la guerra en Israel y la complicidad estadounidense en Gaza se extiende tanto en universidades privadas de élite como en públicas en todo el país.
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En diferentes lugares del país, los estudiantes y sus aliados entonaron cánticos, realizaron oraciones musulmanas y judías, portaron carteles con fotos que decían “ya no hay universidades en Gaza”, y demandaron un alto al fuego y el cese de la complicidad estadounidense. Las pancartas también afirmaban que “el silencio es violencia”.
La rectora de la Universidad de Columbia, Nemar Minouche Shafik, ordenó a los estudiantes desalojar el plantón en el centro del campus a las 2:00 p.m. del lunes, advirtiendo sobre posibles sanciones y suspensión de la universidad si no lo hacían. Al llegar la hora límite, los estudiantes respondieron en una conferencia de prensa que “estas tácticas repulsivas de intimidación no significan nada comparado con las muertes de más de 34 mil palestinos. No nos moveremos hasta que Columbia cumpla con nuestras demandas o seamos movidos por la fuerza”.
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Poco antes, cientos de estudiantes y brigadas de profesores se unieron para proteger el campamento en el gran cuadrante central de la universidad. En la entrada principal, simpatizantes externos mostraron su apoyo.
La rectora había anunciado previamente que las negociaciones con los representantes estudiantiles no habían llegado a un acuerdo, rechazando la principal demanda de los estudiantes de retirar las inversiones en empresas con vínculos con Israel. Sin embargo, aseguró que por el momento no llamaría a la policía, aunque la represión de días anteriores había multiplicado los campamentos en otras universidades.A pesar de ello, la policía metropolitana estuvo presente fuera del campus, aumentando las tensiones. Mientras tanto, la universidad comenzó a suspender a estudiantes la noche del lunes.
En la Universidad George Washington, el campamento estudiantil se reorganizó después de ser reprimido el viernes pasado, con solo unos pocos estudiantes inicialmente rodeados por la policía para evitar la incorporación de más estudiantes. A las 2 a.m. del lunes, los estudiantes retomaron el espacio con 70 tiendas de campaña, el doble que antes.
Sophie, una estudiante de segundo año en George Washington, comentó que estudiantes de toda la capital están participando en las protestas para exigir el retiro de las inversiones universitarias del “estado sionista de Israel”. Añadió que ha sido una oportunidad para aplicar lo aprendido en clases sobre descolonización, y destacó la diversidad de orígenes de los participantes.
Las protestas estudiantiles continúan multiplicándose en más de 75 universidades en todo el país. Se han instalado campamentos en universidades públicas de Indiana, Ohio, Carolina del Sur, la Universidad Estatal de Arizona, el sistema público de la Universidad de California, la Universidad de Wisconsin y la Universidad de Minnesota, entre otras.
En la Universidad de Texas en Austin, los estudiantes fueron reprimidos y desalojados, pero regresaron con más participantes, obligando a las fuerzas de seguridad a retroceder.
La represión ha resultado en alrededor de mil arrestos en todo el país, con escenas de violencia policial en diversas universidades, tanto privadas como públicas, desde Yale hasta George Washington, la Universidad de Nueva York y la Universidad de Emory, entre otras.
En la Universidad de Indiana, la policía colocó francotiradores en los techos de los edificios; en Nueva York, se desplegaron unidades antiterroristas, y en otros lugares, agentes policiales portaban armas listas para usar, además de emplear tasers, balas de goma y gas lacrimógeno contra manifestaciones pacíficas.
A pesar de que los medios se han enfocado en universidades privadas de élite como Columbia, Yale, Harvard, Princeton y Stanford, los políticos locales y federales están aún más preocupados por la expansión del movimiento en universidades estatales públicas, cuyos estudiantes y familias votan en estados clave para las elecciones presidenciales y legislativas.
Para las autoridades universitarias, la urgencia aumenta con la proximidad del fin de año académico y los actos de graduación. En Columbia, por ejemplo, la ceremonia de graduación está programada para el 15 de mayo, cerca del campamento estudiantil. La Universidad del Sur de California canceló su ceremonia de fin de año después de prohibir que la estudiante musulmana elegida como representante de su generación ofreciera su discurso.
Además, los rectores de universidades privadas están bajo intensa presión de donantes multimillonarios y políticos de ambos partidos para terminar con los campamentos. Algunos legisladores demócratas y republicanos exigen que las autoridades universitarias tomen “acción decisiva” para desmantelar los campamentos, acusándolos de “antisemitismo”. Esta acusación es rechazada por los manifestantes judíos y sus aliados, incluidos rabinos y sobrevivientes del Holocausto.
“Gracias al universo por los estudiantes universitarios de Estados Unidos. Mientras Netanyahu y Biden continúan la matanza de los inocentes, estadunidenses jóvenes están respondiendo. Es una escena increíble e inspiradora”, escribió el documentalista Michael Moore.