La herencia política de Juárez y López Obrador

Edgar Adair Espinoza Robles

La patria recuerda a Juárez como el estadista más grande de una extraordinaria generación de mexicanos del siglo XIX; una generación que, como lo dijo Don Antonio Caso, estuvo formada por “hombres que parecían gigantes”.  Una generación que dio a nuestro país la Constitución de 1857, en la que se consagraron derechos elementales: la igualdad de los ciudadanos ante la ley, la libertad de expresión, la libertad de prensa y la no retroactividad de la ley. Principios que hoy son la base sobre la que descansa nuestra República.

Juárez vivió en las primeras décadas de vida del México independiente, un tiempo en el que nuestro país oscilaba entre la confusión y la guerra civil. Pero en medio del caos, Juárez fue un faro que iluminó el camino de la legalidad y la justicia.

También es recordado como el héroe que defendió a México en su hora más oscura: cuando una fuerza invasora quería apoderarse de nuestro nombre, de nuestra tierra y de nuestra libertad.

En ese momento definitorio para el país, tal vez lo más fácil hubiera sido optar por la negociación. Pero el presidente Juárez, no tuvo dudas. Rechazó negociar con los imperialistas y comenzó la defensa nacional, escribiendo así una de las páginas más gloriosas de la historia patria.

En la compleja trama de la historia mexicana, ciertos líderes resplandecen como faros, iluminando el camino hacia un México más justo y próspero. Uno de estos líderes es Benito Juárez, cuyo legado de nacionalismo, justicia social y resistencia frente a la opresión ha resonado a lo largo del tiempo. Ahora, en la era moderna, vemos cómo las semillas plantadas por Juárez encuentran un eco en el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador.

En primer lugar, tanto Juárez como López Obrador comparten una profunda devoción por la soberanía nacional. Juárez defendió valientemente a México de la intervención extranjera, sentando las bases para una nación independiente y orgullosa. De manera similar, López Obrador ha adoptado políticas que buscan proteger los intereses de México de la influencia extranjera, priorizando la autosuficiencia y la protección de los recursos nacionales.

La lucha por la justicia social también ha sido una constante en la política mexicana, y Juárez fue un pionero en este campo. Su enfoque en la separación de la iglesia y el estado y la redistribución de la tierra sentaron las bases para un México más equitativo. Hoy, vemos cómo López Obrador continúa esta lucha, implementando programas y políticas dirigidas a reducir la desigualdad y apoyar a los más necesitados.

Además, ambos líderes han demostrado una resistencia inquebrantable frente a la adversidad. Juárez enfrentó numerosos desafíos durante su presidencia, pero nunca abandonó su visión de un México libre y democrático. López Obrador, a su vez, ha enfrentado críticas y obstáculos en su camino hacia el cambio, pero su determinación y compromiso con su visión para México no han vacilado.

El concepto de una “Constitución Moral” propuesto por López Obrador encuentra eco en la filosofía de Juárez, quien creía en la importancia de los valores éticos como fundamento de la sociedad. Ambos líderes comparten una visión de un México más justo, ético y próspero, donde los principios de justicia y equidad guíen todas las acciones gubernamentales.

En términos de la austeridad juarista y la dignidad de vivir en la justa medianía republicana. Uno de los primeros pasos de AMLO fue reducir su propio salario y establecer un límite máximo para los salarios de los funcionarios públicos, asegurando que ningún servidor público pueda ganar más que el presidente. Se han eliminado numerosos privilegios y gastos considerados excesivos dentro del gobierno, incluyendo seguros de gastos médicos mayores, bonos especiales, y el uso de vehículos y aeronaves oficiales para fines personales.

Una parte fundamental de la estrategia de austeridad incluye una fuerte campaña contra la corrupción. AMLO ha argumentado que al reducir la corrupción se liberan recursos significativos que pueden ser redirigidos a programas sociales y de desarrollo, lo que quedó demostrado y sirvió para que 5 millones de mexicanos abandonaran la pobreza durante su mandato.

La influencia de Juárez en el gobierno de López Obrador es innegable, por lo que la cuarta transformación tiene la marca indeleble del juarismo y ha permeado en toda la política mexicana. Frente a los desafíos y cambios vertiginosos que vive el país, la austeridad republicana, la honestidad, el respeto al imperio de la ley y el patriotismo son valores juaristas que perduran, recordándonos el camino hacia un México mejor y más justo para todos.

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1 Comment

  1. Felipe de Jesus Bobadilla Hernandez dice:

    Muy acertado su escrito Adair , quien no lo comparte es miope , Ud. escribe la verdad haciendo comparación con muchos ciudadanos que no comulgan la actuación del PRESIDENTE .

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