El profe Cruz Gonzaléz
Hace ya tiempo que Rosa Luxemburgo planteó un debate en el libro que lleva el título retomado para este escrito. La exposición no es ambigua para nuestros días, vale para estudiar nuestro presente complejo, contradictorio, deshumanizado.
¿Es viable todavía, dado nuestro momento histórico, replantearse sólo la reforma o la revolución como caminos para transformar la realidad inmediata?, ¿las experiencias vividas en nuestro país, fortalecen una u otra postura?, ¿hacia dónde se inclina la historia nacional entre estas dos posturas?
En Latinoamérica el fervor de la lucha se llevó mediante las armas, la guerrilla fue y ha sido, después de la cubana, la aspiración de los grupos emergentes por transformar la vida cotidiana, pero también las relaciones de poder, resumido a un poder donde el pueblo decida sobre su porvenir.
La experiencia de Salvador Allende en Chile dejó como enseñanza que la democracia es un mecanismo controlado por las clases pudientes; banqueros, empresarios, caciques, modernos aristócratas, militares, burgueses y todo un sinfín de correas de transmisión que operan precisamente para sostener una sociedad dividida en clases sociales.
Descartando la exitosa experiencia chilena, de entonces hasta 1994, la guerrilla fue el camino elegido; Nicaragua, El Salvador, Uruguay, Argentina, Brasil y México, entre otros, se inclinaron por la clandestinidad en las ciudades y el campo.
Los partidos de izquierda hicieron alianzas con los pertenecientes al sistema, en México el P.C.M. no pocas veces respaldó abiertamente las candidaturas priistas; los principios democráticos se alinearon a la búsqueda de espacios de poder. Aquí debemos hacer una precisión, cuando se habla de camino democrático se hace alusión al escenario ofrecido por el Estado para mejorar su funcionamiento.
Las fracciones de los partidos clandestinos; comunistas, socialistas y/o revolucionarios, hicieron las paces con el sistema que antes detestaban, aunque no todos, eso hay que aclararlo. La lucha había cambiado, del radicalismo armado a la aceptación de las reglas de juego del sistema que antes negaban.
Las desapariciones, represiones y ajustes de cuentas de un sistema autoritario, generó mayor radicalización en las organizaciones clandestinas. El país no podía caminar más con un recurso simulado, el proceso electoral fue la puesta en práctica de la reelección del partido único.
El movimiento de 1968 ya había expuesto la fractura del modelo estatal mexicano; ante la negativa de la clase política de modificar las leyes para que la ciudadanía tuviera más participación, hubo quienes se inclinaron por la lucha armada y quienes prefirieron competirle al partido oficial la supremacía de la administración, en este punto coincidieron los grupos de izquierda mencionado y los desertores del régimen.
Al no tener un partido, después de la experiencia fraudulenta de 1988, crearon el PRD, asignándole desde el inicio la definición de izquierda oficial, no pocos fueron los asesinados y desaparecidos, mientras a la parte más luchadora la golpeaban, los líderes miraban la siguiente coyuntura, el destino es conocido, hoy esa izquierda diluida formaliza alianzas con la derecha.
Al no servirle más el cascarón del PRD, los consecuentes con limarle las garras al aparato estatal, crearon otro partido, Morena. Nuevamente, los grupos de izquierda democrática, aclarando, desde la plataforma electoral, se aliaron con la vieja clase política.
Hoy la decepción crece como la espuma, pese a los altos indicadores de aceptación en las encuestas. Con ellas el proceso electoral se ha vuelto obsoleto, basta ver las encuestas para saber quién ganará o tiene posibilidades, al menos que antes de la gran fiesta suceda un imprevisto que incida poderosamente en los comicios.
Los grupos radicales continúan en su postura, conquistar mediante la fuerza el aparato estatal para, desde allí hacer las transformaciones que la patria necesita. No importa lo que suceda, ni el tiempo que transcurra, estas manifestaciones revolucionarias existirán mientras la pobreza sea una maldición para la mayoría de la población.
¿Reforma o Revolución? Preguntaba Rosa Luxemburgo, una mujer extraordinaria, combativa, pensante, analista y crítica, impulsora de los derechos de las mujeres, por una sociedad justa donde cada quien tuviese su lugar.
En esas variantes se circunscriben las manifestaciones de las maestras y maestros de la CNTE; reformar las leyes para que el magisterio tenga salarios dignos y una pensión justa.
No están planteando una revolución que implicaría barrer lo establecido, sino hacer ajustes para evitar llegar a instancias desgarradoras. ¿Son justas las demandas? Desde luego que sí, en un país donde la distribución de la riqueza se realiza inequitativamente, apelar por mejorar las condiciones laborales y de vida son prerrogativas incuestionables.
En los acercamientos y diálogos el Estado se niega a hacer los ajustes, pero aún, se niega a buscar formas para cubran las expectativas de los demandantes; el problema no es la falta de recursos, sino que estos se utilizan para generar clientela política; tampoco se ha querido tocar a quienes tienen ingresos millonarios.
¿Dónde está aquella frase sexenal de “primeros los pobres”? Los pobres han tocado las puertas de Palacio y no se les escucha, escuchar es atender una petición que tiene maneras de resolverse.
La negativa de escuchar el clamor popular por mejorar las condiciones de vida del magisterio, colocan al Estado en una posición arcaica, un retroceso de décadas, incitando a que los grupos emergentes se radicalicen.
El precedente que dejaría, en caso de no resolver las demandas del magisterio, es la falta de voluntad de la clase política mexicana para darle solución a las demandas populares. Si a las demandas de los trabajadores del Estado le responden con una negativa, un diálogo condicionado para el fracaso, imaginemos a las amplias capas sociales que no perteneces o dependen del vaivén estatal; pueblos indígenas, comerciantes informales, jornaleros, albañiles, campesinos, pescadores, vagabundos, etc.
Si arriba no ofrecen soluciones, ¿dónde se encontrarán?, ¿en el radicalismo? Este debate no es novedoso, pudiera pensarse que, si las reformas no proceden lo lógico es declinar por la organización revolucionaria.
¿Es factible un movimiento radical para modificar el Estado? Desde la abstracción es imposible definir esa posibilidad, lo que queda claro es que el reformismo no ofrece soluciones, y no sólo a las y los maestros, no ofrece a nadie, salvo a los banqueros, empresarios, Afore y una corrompida clase política que al pasar a las filas oficiales se redime de los pecados.
En caso de que la CNTE asuma el radicalismo en sus manifestaciones, ¿podrá doblar la coraza estatal? Desconocemos si ese camino pueda darles mejores dividendos.
¿Y, si ni una ni otra? Es decir, si ni la reforma ni la revolución responden las necesidades de la CNTE y el resto de la clase trabajadora, ¿qué hacer?
Ante nuevos tiempos nuevas búsquedas de soluciones. El planteamiento de Luxemburgo se sitúa en el contexto de la internacionalización de la revolución, si el camino para controlar el estado por parte del proletariado era la Reforma o la Revolución.
En nuestros días, plantear una de las dos alternativas no es sencillo, vivimos otra época, otra realidad, en un país dominado por la violencia, con una mayoría de la sociedad adormecida por los programas sociales (¿era ese el objetivo?); no existe más el internacionalismo comunista, el Progresismo se viste de izquierda y actúa como la derecha, y antes como hoy no se ha trastocado las relaciones de poder.
¿No hay nada por hacer? El mundo ha cambiado, las formas de control, despojo y esclavitud del sistema se han vuelto más eficaces, en este sentido, quienes piensan que la vía democrática puede ser la solución desde donde se solucionarán los grandes problemas del país, basta con las formas con las que Morena trata a los maestros; los que, por otro lado, consideran que la lucha armada (radicalismo) es la esencia de las luchas porque recoge los dolores del pueblo, y una vez instalados en la cúspide, podrán dirimir las necesidades más apremiantes, de nueva cuenta, revisemos las experiencias.
Ambas posiciones o inclinaciones, y las que surjan sobre la marcha, a la luz de los nuevos acontecimientos en geopolítica, las modernas formas de producción, distribución y circulación de mercancías, los nuevos fenómenos sociales, el desmantelamiento del Estado, la inoperancia para fines sociales de la clase política, el negocio de los partidos, el combate a la pobreza con programas, no arrebatando la propiedad a los ricos, la militarización de la sociedad, el fenómeno de la migración, la violencia generalizada, el control territorial del crimen organizado, la guerra (violencia) como medio de despojo de países (Palestina) y comunidades (pueblos indígenas).
El mundo ha cambiado, si es así, ¿por qué la manera de analizarlo sigue siendo la misma?, o peor aún, ¿por qué las luchas se deben circunscribir entre la Reforma y la Revolución?, ¿por qué seguimos las viejas prácticas de lucha si la realidad es otra?
2 Comments
pareciera que la alternancia política (morena) sigue estancada en las viejas ideas del régimen que permaneció por 7 décadas en el poder, por no decir que los priistas y demás miembros de otros partidos están dentro de este movimiento vestidos de tinta, hoy están en contra de esos movimientos del que en un tiempo formaron parte, cualquier manifestación que vaya en contra de sus comodidades serán reprendidas por el aparato ejecutor. la lucha por parte de la base ante el reclamo de una dignificación magisterial, amen de que otras áreas son también derechohabientes del issste, permanecerá activa mientras no sean solucionadas las demandas .
Ya nos lo ha dicho nuestro gran hermano Carlos Marx…El Motor de la Historia es la lucha de clases y es una lucha a Muerte No puede haber reconciliación porque se lucha contra la Dictadura Capitalimperialista asesina de nuestra Hermandad Antiexclavista, Antifeudal, Anti despotismo tributario, Anticapitalistalimperialista…lo que si debemos reconocer que tenemos y debemos seguir organizando, construyendo Colectividades, Construyendo Comunalidades, que por cierto debemos saber cómo organizarnos porque la Represión siempre está al acecho, persigue, detiene, tortura, asesina y desaparece Permanentemente… Dependerá de ponernos de acuerdo todas las organizaciones Anticapitalistas de saber cómo ir concienciando para crecer y fortalecer a una Coordinadora Mundial Anticapitalista capaz de erradicar a la Hidra imperialcapitalista… Sabemos que no tenemos una correlación de fuerzas favorables ni nacional ni mundialmente debido que no tenemos MMComunicación ni armas sofisticadas ni entrenamiento militar, claro que lo ideal es la concienciación Educación Anticapitalista Autosuficiente para no consumir sus productos de alimentos, medicinas, transporte, etc…todes Anticapitalistas debemos lograr ser Autosuficientes para no depender del enemigo…lo bueno es que ya hay organizaciones que están sembrando Construyendo Autonomías capaces de defenderse contra la Hidra imperialcapitalista… Aprendamos de sus experiencias para compartir y seguir creciendo con fortaleza para erradicar el gran tumor Capitalimperialista Genocida Ecocida Suicida… Gobierne Quien Gobierne Nuestros Derechos Se Defienden Somos Nuestres Muertes Que Ofrecen Sus Vidas Por La Defensa De La Dignidad De La Clase Trabajadora del Magisterio, Del Campo, De la Selva, Bosque, Mar y La Ciudad