Alfonso Durazo, gobernador de Sonora y presidente del Consejo Nacional del Morena, leyó la carta donde el presidente Andrés Manuel López Obrador se despidió de los militantes de Morena.
Durazo informó que en la noche del sábado estaba escribiendo el discurso que diría el día domingo en el Congreso Nacional de Morena cuando recibió una llamada del presidente Andrés Manuel López Obrador para preguntarle si podría leer un discurso de despedida la militancia que había escrito.
Aquí la carta completa.
Mensaje de Andrés Manuel López Obrador al VII Congreso Extraordinario de Morena
22 de septiembre de 2024
Amigas y amigos:
Me da una gran alegría mandarles este saludo ahora que nuestro México está por terminar la etapa inicial de su Cuarta Transformación y por empezar un nuevo periodo para consolidar lo que hemos logrado, y que es mucho más de lo que algunas y algunos de ustedes imaginaron cuando empezamos a caminar juntos. Muy pocas veces en la historia, o tal vez nunca antes, un partido político había logrado producir cambios tan profundos, extendidos y perdurables, y hacerlo de manera pacífica, democrática y legal, “sin romper un solo vidrio” y sin perder la dignidad ni traicionar nuestros principios.
Construimos esta hazaña tocando puertas, cabezas y corazones, informando y organizando, trabajando incansablemente en todo el territorio nacional, escuchando al pueblo y a cada persona, apelando a los buenos sentimientos, a la generosidad y al patriotismo de la gente. No nos desanimaron el sol inclemente, ni los aguaceros, ni la indiferencia de muchos, ni las feroces campañas de difamación lanzadas en nuestra contra por la mayoría de los medios, ni las trampas y las artimañas con los que la mafia que se había apoderado de México saboteaba nuestros eventos o lanzaba provocaciones.
Empezamos a luchar casi sin recursos, provistos sólo de voluntad, esperanza, convicción y amor a nuestra patria, y en unos pocos años logramos alcanzar la Presidencia para iniciar una transformación que ya está en la historia. Hoy, Morena es, por mucho, la principal fuerza política del país, gobierna dos tercios de las entidades federativas y en junio volvió a ganar la elección presidencial, incluso con más votos de los que recibimos en 2018. Imaginen qué orgullo sentí al constatar que la obra de este gobierno no sólo no nos había restado votos, como suele ocurrir por el llamado desgaste del poder, sino que nos había sumado muchos más. Pero esos votos no sólo se debieron a las conquistas sociales, los avances políticos, la fortaleza económica, las obras realizadas y la revolución de las conciencias que emprendimos desde abajo y entre todos, sino que fueron también fruto de la trayectoria y del trabajo de la doctora Claudia Sheinbaum, una luchadora social, académica, científica, dirigente política, funcionaria y gobernante excepcional, talentosa, bien preparada, mujer de convicciones y de buen corazón.
El 2 de junio México eligió con casi 36 millones de sufragios a nuestra compañera Claudia, a quien en unos días entregaré la banda presidencial. Será la primera presidenta de la historia de México, y eso es un logro de ella y de nosotros. Retomará nuestra labor transformadora y tengo la certeza de que lo hará con una gran capacidad, con absoluta dedicación y con honestidad. Cuánta satisfacción siento con ese relevo. Les pido que la acompañen en la difícil tarea de gobernar con la misma lealtad, con el mismo cariño y con el mismo entusiasmo que tuvieron para conmigo.
Amigas y amigos de Morena:
Me retiro de la política, de la vida pública y de la militancia partidaria con un enorme agradecimiento al pueblo y en particular, a ustedes, mis compañeras y compañeros, que con tanta convicción me sostuvieron y me ayudaron como dirigente y como gobernante. Mi tarea está por concluir en unos días, pero este gran partido tiene mucho camino por delante. Antepongan siempre el interés de México y las necesidades de la gente a los afanes y las rencillas personales; fortalezcan la hermandad, el compañerismo y la institucionalidad en el partido; mantengan siempre la unidad, la humildad y la honestidad; no permitan que los antiguos vicios y perversiones de la política florezcan en nuestras filas; eviten la prepotencia, la búsqueda del poder por el poder, la soberbia, la corrupción, el nepotismo y el sectarismo; no roben, no mientan, no traicionen nunca al pueblo y sigan construyendo la nación soberana, democrática, justa, libre y amorosa que imaginamos cuando empezamos nuestro caminar.
Muchas gracias y hasta siempre.