Por Redacción | Mesa Reservada| 30 de marzo de 2025
El pasado sábado, más de 200 protestas simultáneas se llevaron a cabo frente a tiendas de Tesla en ciudades de Estados Unidos, Canadá y Europa. Las movilizaciones, organizadas bajo el lema “Tesla Takedown”, apuntaron directamente contra Elon Musk, CEO de Tesla y actual director del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), debido a sus políticas de recorte presupuestal y reducción de personal en agencias federales.
Desde Nueva York y San Francisco hasta Berlín y París, cientos de manifestantes alzaron pancartas, corearon consignas y exigieron la renuncia de Musk a sus funciones públicas, acusándolo de influir indebidamente en la política con su poder económico. Las protestas fueron convocadas por una coalición internacional de activistas y sindicatos preocupados por la privatización de funciones gubernamentales y el debilitamiento de los servicios públicos.
Aunque la mayoría de las manifestaciones se mantuvieron pacíficas, en semanas previas se habían reportado actos de vandalismo contra vehículos Tesla. Los organizadores insistieron en rechazar cualquier tipo de violencia y exhortaron a los consumidores a vender sus autos y acciones de la empresa como forma de presión.
Musk, por su parte, restó importancia al movimiento, asegurando que Tesla “seguirá siendo líder mundial en movilidad eléctrica” y que el Model Y “volverá a ser el vehículo más vendido del mundo en 2025”.
Mientras tanto, expertos en derecho constitucional advierten que las reformas impuestas por Musk desde el DOGE podrían violar la separación de poderes, y ya se han presentado varias demandas en tribunales federales.
Las protestas reflejan el creciente escrutinio público hacia las figuras empresariales que ocupan espacios clave en la gobernanza. En palabras de un manifestante en Londres: “No se puede permitir que una empresa maneje el Estado como si fuera una startup. La democracia está en juego.”
