Bohemios XI

Las cruzadas, la guerra contra el narco, el momento en que los narcos se convirtieron en ídolos se entremezclan con la muerte de Manuel. La muerte a colonizado nuestra vidas.

Por el profe Cruz

Las cruzadas no son algo nuevo en el mundo, hay cruzadas grandes y cruzadas pequeñas, cruzadas que se ganan la admiración de quienes la reciben y el respeto de quienes la miran a la distancia, también hay cruzadas que provocan, cómo decirlo, provocan… Censurado.

Las Cruzadas fueron una serie de guerras durante la Edad Media, promovidas por la Iglesia católica, con el objetivo de recuperar la cristiandad en la llamada Tierra Santa. Los Cruzados, así llamados, se enrolaban a la guerra a cambio de la indulgencia por los pecados realizados para establecer el Reino Cristiano en Jerusalén.

Durante casi dos siglos que duró esta guerra, fue durante el inicio del segundo milenio, entre los años 1096 y 1291. Cada tanta el fervor religioso cristiano se agita para intentar imponer su fe y dogma en territorio donde nació y pereció Jesús, otras cruzadas se emprendieron en el Siglo XV, y la más reciente en el 2023.

Hay una constante en estas guerras, en todas participan los países europeos, recientemente se suma a la Cruzada, los Estados Unidos de América. La liberación de los “lugares santos” no ha terminado aún, a diferencia de las anteriores, de lo que se trata ahora es del exterminio completo de los Palestinos, extender el control territorial de Israel sobre las tierras ajenas, de sus vecinos palestinos.

Esta Cruzada grande, criminal, tiene sus réplicas pequeñas dentro de cada país, en Sinaloa ha provocado el éxodo de pueblos enteros de la sierra a las ciudades, sobre todo en los lugares donde operan actividades mineras. Interpretadas unas veces estas guerras como conflictos intercomunitarios, otras como pleito por la plaza en las distintas agrupaciones criminales, sea cual fuere el caso, hay un despojo territorial, implementando otra dinámica operacional.

Desde la sierra de Choix hasta Sinaloa municipio, Mocorito, Badiraguato, Cosalá, San Ignacio, Concordia, El Rosario, el patrón es el mismo; conflictos armados que provocan el despoblamiento de pueblos enteros. Al interior de ciudades como Los Mochis, Guasave, Guamúchil, Culiacán, La Cruz y Mazatlán, los enfrentamientos tienen como fundamento el mercado del consumo de drogas, así como la producción y exportación.

Sin embargo, sería ingenuo pensar que los grupos delictivos en enfocan exclusivamente a la industria de la droga, se han ramificado en diversas actividades económicas de carácter legal, como también en el ámbito de la política local y regional, al grado de definir mediante financiamiento, amenazas, intimidaciones o asesinatos, el curso de un proceso electoral. En los municipios del estado de Sinaloa el gran elector no son los medios de comunicación como hace algunas décadas sucedía en el plano nacional, incluso internacional, tampoco los influencer de las redes sociales, los ejemplos en Argentina y Ecuador han deshecho ese mito con el fracaso estrepitoso con la misma rapidez con la que impactaron en el electorado. Ni los medios ni las redes sociales son los casos que definen quién gobierna Sinaloa, aquí el gran elector es el narcotráfico.

Hay otras cruzadas como la emprendida desde todos los frentes contra los pueblos originarios; a esa guerra se suman todos los grupos de choque, incluyendo al propio gobierno en sus tres niveles con sus proyectos desarrollistas, con el pretexto de la modernización y generación de empleos, se despoja a las comunidades del territorio, y con él la cultura, las tradiciones, la lengua, los conocimientos ancestrales, la historia de esos pueblos, la destrucción de la naturaleza, contaminación, la vida en sí.

Manuel y César, pareja gay, tenían una casa de renta en la Colonia Las Quintas, ambos profesionistas, unieron sus vidas antes de que el Estado legalizara el matrimonio igualitario. No esperaron el lento caminar de la legislación mexicana, tampoco los originarios esperaron para ejercer la autonomía en sus comunidades, quizá esa sea la clave, no esperar la promeses de inclusión de un Estado obediente a los rígidos dictámenes de la oferta y la demanda.

Trabajadores incansables, como muchos habitantes de la capital sinaloense, además de administrar las tierras de la familia ubicadas en el Proyecto Tres Ríos, rentaban departamentos en La Campiña, Cañadas, o Fraccionamiento a disposición de sus ingresos, amueblándolos detalle a detalle, con cuadros, lámparas, floreros, muebles elegantes, comedores de madera, refrigerador, mini Split, tapiz en la entrada, regadera con combinación de agua fría y caliente, el acogedor ambiente para una pareja feliz, una familia con deseos de estabilidad teniendo como base la comodidad del espacio íntimo.

A partir del 2006 el país ya no fue ni será el mismo, no sólo por el fraude electoral ejercido por los grupos conservadores, al negarse a perder el poder gubernamental, sosteniéndolo después con el ejército en las calles pataleando aquí y allá, o como dicen los especialistas de estos temas, moviendo el avispero.

La muerte era el pan de cada día, porque en una guerra interna contra la delincuencia organizada, implica ampliar las zonas de conflictos, los encuentros pasaron de las escaramuzas en la sierra a enfrentamientos en las ciudades.

Las señales enviado por el espurio Calderón fueron claras, guerra, guerra, guerra… en el 2008 capturan en las calles de Culiacán al Mochomo, fragmentándose el grupo homogéneo del cartel de Sinaloa. Las consecuencias fueron terribles, todavía hoy las disputas territoriales siguen vigentes, cada región, ciudad y colonia se pelea como si de un enemigo invasor se tratase.

Ni la lucha por la Independencia, la Reforma, la Revolución, dividió al país como esta guerra contra la delincuencia organizada. Aquellas guerras intentaron configurar un país moderno con las ideas liberales donde las libertades estuvieras al alcance de los ciudadanos comunes y corrientes, había proyectos, sea centralista o republicano, ahora reina el caos completo.

Pero no siempre el caos es desorden, quizá ese sea el objetivo, crear un ambiente de zozobra para imponer otro orden, el orden del miedo. Por entones el tema de conversación era la guerra; en las plazas comerciales las señoras bien conocían a santo y seña los cabecillas de las agrupaciones, no sentían empacho a declarar que uno de ellos asistió al bautismo de su hijo. Otra le replicaba que fue ella quien fue invitada a la boda privada del capo contrario. Otra más astuta comentaba que fue amante imprescindible del capo de capos.

En las escuelas los niños jugaban a soldados y narcos, se diluyó quién era el ladrón del juego policías y ladrones. Esa línea divisora también se desmoronó en la sociedad. Ya no podías discutir con nadie porque todos eran familiares, amigos o vecinos del Chapo Guzmán, hasta los paqueteros de las tiendas se amenazaban entre sí de llevar la queja al Chapo, y al Chapo lo traían de aquí para allá, era padrino del hijo del maestro, se afeitaba en la estética de Barrancos, compraba ropa en la Boutiques de Galerías San Miguel, sus hijos fueron compañeros de estudio de los hijos del Gobernador en el Colegio del centro, estuvo en las gradas del estadio Carlos González y González apostando a favor de los Dorados contra el León por el ascenso, lo vieron confesarse el día de Virgen de Guadalupe en La Lomita, llevó una corona de flores a Malverde en su capilla, donó un parque recreativo por la Costerita, las viudas de su cartel recibían puntualmente, una pensión mensual, los policías recibían un bono de buena conducta junto con el salario quincenal, regalaban libros a los estudiantes Universitarios, pavimentó la Lombardo Toledano, encabezaba el recorrido el día de la Candelaria, patrocinaba las huelgas de los trabajadores, todas las mujeres hermosas habían tenido intimidad con él, los niños pobres de la periferia eran sus ahijados, estas y otras historias grandilocuentes han enriquecido el mito de este personaje, sumándole las fugas de las prisiones, los famosos túneles, las batallas donde salió ileso, los corridos, las corridas, las denuncias en Estados Unidos, el precio  su cabeza, el encuentro con las estrellas de Hollywood en las reservas ecológicas de la Universidad, la reproducción de su imagen de series televisivas, su estrellato como personaje, su admiración general en una ciudad, en un estado donde es ídolo, casi un santo reproducido en cachuchas, ropa, canciones, estilo de vida, toda una industria con un mercado que se agiganta conforme el narco se extiende a otras regiones de México y el mundo.

Por el 2010, primer centenario de la Revolución mexicana, el periodismo se dislocó por completo, y con él buena parte del sector intelectual, la revista Proceso, con Julio Scherer García a la cabeza, realizó una entrevista personal al Mayo Zambada en un punto indescifrable. Con la guerra emprendida por el ilegítimo, los héroes pasaron de los libros de textos al mundo de la farándula, y de ésta a los personajes de la delincuencia organizada.

Con la entrevista Julios Scherer le daba apertura en el mundo del periodismo a la vida privada, las historias de estos personajes. La prioridad dejó de ser la investigación de la corrupción de los servidores públicos, las represiones de los gobiernos, las luchas de resistencia contra el estado opresor, las alianzas mezquinas y pragmáticas de los partidos políticos, el enriquecimiento del sector empresarial, el deterioro del servicio de salud, el fracaso de la educación, la destrucción del medio ambiente, los contratos estatales con corporaciones foráneas, la guerra contra el terrorismo musulmán, el estrangulamiento a la isla de Cuba…

Ya en el 2003 se fundó el semanario Río Doce, quien fue visionario en poner en relieve los temas que a la gente le interesaban, los que vendían, se dan las investigaciones de las agrupaciones delictivas, la operatividad territorial, los enlaces con otras agrupaciones, la penetración de sectores gubernamentales, campo de distribución de drogas, lo que producen, y quiénes están a la cabeza.

A la importante labor de investigación del semanario Río Doce en el plano estatal, las publicaciones de El Debate, El Noroeste, El Sol, pasaron a segundo plano, no por carecer de argumentación, entre opinar e investigar, tiene mayor peso la investigación.

Lo de Proceso fue una masificación de este periodismo a nivel nacional, de entonces a la fecha Proceso ya no fue la misma, se adaptó a los nuevos tiempos, sin que ello signifique que sea una mala revista, sólo sus temas han cambiado de lugar, sentido, dirección.

Desprestigiar el periodismo enfocado a seguirle el paso a la delincuencia organizada no tiene cabida, no aquí, bueno, hay que aclarar que esta es una novela, no precisa información, juega con ella, como juega el niño a la pelota y al darle un puntapié no sabe hacia dónde irá.

Es tan valioso este periodismo que acapara la atención de todos los periódicos y revistas del Estado, los periodistas han padecido también los efectos de esta guerra, porque en una guerra lo que menos importa son las libertades, la del periodismo y la libertad de expresión padece las balas perdidas o dirigidas de grupos delictivos y políticos vinculados a éstos.

No se nombrarán los no pocos periodistas asesinados en el marco de esta guerra, los luchadores sociales desaparecidos, los cientos, miles de víctimas inocentes que nada tenían que ver con la iniciativa de Calderón ni con la reacción de los grupos de la delincuencia organizada. El miedo fue el ambiente cotidiano de la administración, miedo al otro, la otra, miedo salir a la calle, miedo a vivir.

En este contexto de locura, persecución y miedo, Manuel y César mostraron uno de los departamentos en renta a un matrimonio, como era típico en ellos, mostraron cordialidad, respeto y atención hacia los interesados.

Entraron a observar, revisando el baño, la pintura, el estrecho patio donde se encontraba un diminuto lavadero, para lavar ropa ligera, en la esquina la lavadora, dos tiras de cable negro como tendedero, una silla de plástico blanca y un cilindro de gas.

Se acostaron en la cama matrimonial del primer cuarto, era resistente, justo lo que necesitaba, se decían, fueron al otro, donde albergaría a los niños, ¿dónde estaban? Se habían quedado con la abuela para agilizar la búsqueda de casa de renta.

César recibió una llamada de su madre, comentó con Manuel que iría a visitarla porque se sentía triste.

-¡Llévate el carro!

-¡No!, me iré en camión, no está lejos.

-César, me marcas cuando llegues, recuerda, si necesitas algo no dudes en llamarme.

-¡Claro que sí, Manuel!, se abrazaron, no sin antes darse un beso.

Cuando Manuel se encontraba solo, explicaba pormenores sobre la renta, la cantidad, los meses de depósito, le fecha de los pagos vía transferencia, protección del departamento, responsabilidad asumida por los ocupantes por daños en la infraestructura, materiales electrónicos, muebles, en fin, por la destrucción o descomposición de lo entregado el día del contrato de renta.

-No se preocupe, pagaremos a tiempo, nos gusta el departamento, es cómodo, con buena ubicación, nos interesa, ¿verdad mi amor?, se dirigió a su acompañante, guiñándole el ojo, ella le respondió con una sonrisa.

Mientras Manuel sentado en el comedor, redactaba el contrato, la mujer simuló apreciar uno de los cuadros paisajista colocado a espaldas de Manuel, sacó de su bolso una navaja de hoja afilada. Manuel seguía explicándole al extraño, sin percatarse de las intenciones de quien caminaba a sus espaldas.

-Por cierto, ¿a qué se dedican?, no parece que sean de aquí.

-Somos de Navolato.

-¿Por qué les interesa Culiacán si Navolato está cerca?

-Mhh, este, lo que pasa que mi esposa quiere vivir en la ciudad, Navolato es pequeño y aburrido, ¿verdad mi amor?

-Justo al señor aludida, con un movimiento brusco tiró con la zapatilla la veladora aromática colocada cerca de la pared.

El ruido hizo poner atención en los movimientos de la mujer, al voltear observó la navaja en su mano, intentó levantarse luego de un presentimiento de fatalidad, al darle la espalda al acompañante, éste se le abalanzó.

-Ustedes no vienen a rentar, alcanzó a decir, cuando recibió un puñetazo en la nuca cayendo de bruces encima de la silla.

En el suelo forcejearon, estando de lado, la mujer perforó tres veces en el cuello de Manuel, la sangre brotaba sin cesar, manchando los brazos del marido. Se levantó al mirar apretarse el cuello en el inútil esfuerzo por detener el desangre.

Los gestos desesperados de Manuel, los ojos como mirando el rostro de la muerte, intentaban saltar, apagándose lentamente.

-¡Ya cumplimos el trabajo!, dijo el marido, este es el de los billetes, ya sabrán qué hacer con el otro.

-No, vamos a quitarle también las tarjetas, este pendejo maneja los millones de su familia en sus cuentas. No quiso entender que cuando la patrona quiere algo, debe complacerla, si no, estas son las consecuencias.

-¡A chingar a su madre!, este cabrón ya se murió, vámonos.

-Avísale a la Jefa que sus órdenes fueron cumplidas, ella se queda con los terrenos del proyecto Tres Ríos, nosotros con las tarjetas.

-No te haga ilusiones, con la Jefa nadie juega, entrégale también las tarjetas, es capaz de degollarnos a nosotros. Déjate de pendejadas, ¡vámonos ya!

Ahí quedó el cuerpo desangrado e inerte de Manuel, el celular no dejaba de sonar una y otra vez, en la pantalla aparecía el nombre de César, emitía como sonido la canción de Espinoza Paz repitiendo uno tras otro el siguiente estribillo: “qué voy a hacer, cundo tenga ganas de darte un beso, qué voy a hacer…saldré a buscarte con la intención de volverte a ver…”

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