Elecciones 2024 - Mesa Reservada

El magisterio Sinaloense, entre el pragmatismo y oscurantismo

Profe Cruz

hoy el noble y el villano
el prohombre y el gusano
bailan y se dan la mano
sin importarles la facha
” J. M. Serrat

Joan Manuel Serrat, sigue deleitándonos con sus poemas-canciones que, en no pocas ocasiones, ilustran mejor nuestra realidad que cualquier tratado concienzudo de nuestra dolida y doliente realidad.

La poesía, y no sólo en el caso del trovador catalán, tiene esa maldición, en pocas palabras dice mucho, mientras los tratados de especialistas en muchos libros, tesis y antítesis poco se dice, y menos se entiende.

Pero dejemos de lado al cantor de la fiesta, para enfocarnos en la nuestra, nuestra fiesta, porque en su muy lejana con nuestra muy cercana, realidad obviamente, hay mucho de paralelismo y comunicación.

Y la fiesta lo resume todo; en aras de llegar al poder, en el caso particular del partido oficial (antes los oficiales eran los prianistas) se unen con su opuesto-contrario-contradictorio, o esa supuesta oposición o contrariedad es una simulación más a las que están acostumbradas la clase política y los partidos.

“Bailan y se dan la mano, sin importarles la facha”, nos dice Serrat, y vaya, cuando el Cacique Daniel Amador se incorpora a hacer campaña abierta por los candidatos al senado por Morena, ya no se sabe quién es el prohombre y quién el gusano.

Morena ha decepcionado, pero ha decepcionado en quienes se ilusionaron en un partido que nació del vientre de los partidos que ahora niega. No hace falta ser un ilustrado en la política ni en la historia nacional, aunque no está de sobra para alguno que otro desmemoriado, leer algunas páginas para hacer a un lado los dogmas y asumir una postura crítica.

No es que el partido en el poder sea diferente a los demás, forma parte de unas reglas asumida por ellos, el objetivo es llegar al Poder, pero el Poder no resuelve nada, salvo las necesidades de quienes ocupan cargos públicos.

Las elecciones implican la disputa por administrar el Estado (capitalista), no la destrucción del Estado (burgués y para los burgueses), eso sería una herejía, por eso resulta una desfachatez los calificativos de derecha e izquierda, y el centro, como no sea el de los delirios (deseo), no existe. Al gran capital financiero no le importa si gana Lula, Dilma, Kirchner, Correa, Mujica o Amlo, la esencia del sistema queda intacto.

Pagar a tiempo la deuda externa no tiene nada de izquierda, construir proyectos desarrollistas como en el sureste mexicano no significa que el Progreso lleva consigo mejores condiciones de vida para la población, o el pensar que con los programas sociales se puede combatir la pobreza.

En México ha avanzado más el modelo de producción capitalista con la llamada izquierda que, con la considerada conservadora derecha; el hombre más rico del país ha aumentado su riqueza en la presente administración.

No puedes combatir la pobreza sin tocar a los ricos que afincaron sus bienes mediante la esclavitud, el robo, despojo y… el crimen. Morena sólo les cobra lo lícito, el pago de impuestos, las reglas del juego mediante el cual el señor Slim acumuló sus riquezas singuen sin tocarse.

Contrario a lo que se piensa, lo que Amlo ofreció a los grandes inversionistas del mundo es seguridad, mientras el país se desmadra en la lucha por el control territorial por parte de los grupos delictivos, esta destrucción, pillaje y secuestros, no llegan a la élite económica. El ventrílocuo social, que entretiene en sus mañaneras como si su palabra fuese la verdad para todas y todos sin aceptar las diferentes, porque la verdad le pertenece al Poder.

Mientras a la sociedad le ofrece programas de seguridad como los apoyos y becas, a los capitalistas les ofrece seguridad para la producción y circulación de sus mercancías, hechas por los trabajadores, pero ajenas a ellos.

Quién lo diría, la izquierda cuida el changarro a los ricos, mientras la derecha, con su enfermiza voracidad, casi le quemaba el patio de la casa-fábrica-país.

En Sinaloa, Morena se ha reforzado de las calamidades de los partidos que históricamente se han dedicado a saquear; de ser un partido con identidad popular, con los espacios abiertos a la militancia e impulsar la democracia, es el espacio donde coinciden la putrefacción de la política.

Morena ha arrasado a la oposición, claro, porque la oposición se ha pasado a Morena, los mismos vicios que envolvieron a la clase política que llevó al hartazgo e la población, incidiendo en el triunfo de Amlo en el 2018, son los que existen en Morena.

La contaminación, si así quiere llamarse, no es de ahora, los pactos hechos por el mesías previo a las elecciones donde resultó ganador, fueron precisamente similares a los pactos que se hacen recientemente con caciques, terratenientes, empresarios y exfuncionarios del régimen anterior.

En la administración actual no hubo ruptura con el sistema, ofreció orden y progreso a los grandes inversionistas, es lo que ha garantizado. Qué importa que las desapariciones y muertes sean una constante en el territorio nacional, son desechables, es decir, hijas e hijos de trabajadores del campo y la ciudad.

Si Morena no es lo que muchos de sus seguidores pensaban que era, por qué afanarse en que el Plan C es la solución a los problemas que vivimos. Cuando Amlo andaba en campaña sostuvo públicamente que derogaría completamente la reforma educativa impulsada por Peña Nieto (así lo dijo en el debate presidencial), a meses de concluir su mandato, la reforma educativa sigue en pie, sólo modificó aquello que alebrestaba a los docentes, el Estado sigue siendo el rector de la educación, un estado integrado por la clase política parasitaria que busca mantenerse en los puestos.

Que en Sinaloa la decepción aumente, no sorprende a nadie, lo que sorprende es la falta de crítica abierta, de deslinde, de no ser cómplice de esta clase rapaz que, no conforme con saquear en los regímenes anteriores, continúan en su bonanza en el gobierno de Morena, es decir, izquierda y derecha “bailan y se dan la mano, sin importarles la facha”.

La clase política se ha desdibujado, el pragmatismo galopa a diestra y siniestra, mientras las bases y la ciudadanía se interrogan por la incorporación de los mismos de siempre, la reelección no es otra cosa que la antítesis de la democracia, prueba de ello son las candidaturas de Morena para las presidencias municipales y diputaciones, el espejo más fidedigno de que la política sigue siendo la mismo, por ahí no ha llegado la Transformación.

Arriba, las y los políticos están definidos, saben lo que hacen, el problema sigue estando en las bases y ciudadanos, continuar con esta farsa de la esperanza y el bienestar o mandarlos al bote de la basura a todos ellos, claro, democráticamente.

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