Entre sal y colores, la violencia no se olvida


Por Nicole Rodríguez

Crea cierta extrañeza escribir en este estado, la plática actual en casi todas las mesas y todos los grupos suelen ser sobre los casos de violencia que ocurren desde hace días. Ya hoy se cumple una semana desde que comenzó el tal Culiacanazo Fest.

Cuando pensé en ponerme a escribir, no creí que lo haría sobre esto, pero llega el punto donde no puedes ignorarlo más.
Todo vuelve hacia ese punto de inseguridad e incertidumbre.

Es curioso cómo en ciertos restaurantes ponen los contenedores de sal con arroz dentro, en un intento de mantener la humedad alejada de la sal, creando colores y perspectivas que incluso desearía pintar, y eso de pintar me pasa tanto al punto de tener una lista interminable de cosas las cuales deseo retratar.

Este viaje a Mazatlán se vio repleto de inspiración a crear, pese a los malos ratos, y a todos los punteros que, algo dentro de mí me dice que todo el ruido magnificado e inusual de sus motos, es una advertencia a las demás personas que, aunque sea un lugar turístico, Mazatlán no está absuelto de la violencia del narco.

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