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Benito Juárez, parte 1. Clases de historia con AMLO

Por Andrés Manuel López Obrador

Aquí está la sabiduría, aquí, aquí está la inspiración, esta es nuestra Biblia laica.

‘En la historia de México hay algo que en realidad es único en el mundo —en la historia de México hay algo que en realidad es único en el mundo—, me refiero a las reformas promovidas por Benito Juárez García y los liberales para separar, antes que en otras partes, el poder civil del poder clerical o eclesiástico’. Lo que se mandata en la Biblia: a Dios lo que es Dios, al César lo que es del César.

‘Primero, quiero hablar de Juárez el hombre, y luego de su obra’. Vamos a tener que hacer dos sesiones, hoy y pues tendría que ser mañana o el lunes.

‘Empiezo por contar que, en 1855, cuando los liberales encabezados por Juan N. Álvarez, en Guerrero —acabo de estar en Atoyac, de ahí era Juan Álvarez— preparaban en Acapulco…’Los liberales de Guerrero, no se podría escribir la historia de México sin la participación de los guerrerenses; en todos los procesos de transformación han estado siempre a la vanguardia.

‘En Acapulco se preparaba una insurrección, una rebeldía, un acto de oposición a la dictadura de Santa Anna, que había regresado, lo habían ido a buscar los conservadores después de que nos habían arrebatado por su culpa, porque se portó como un mal ciudadano un mal militar, un mal gobernante, nos quitaron más de la mitad de nuestro territorio y se fue al exilio, y los conservadores lo fueron a buscar, como 10 años después fueron a buscar a Maximiliano los conservadores.

‘En ese momento se presentó ante ellos —ante los liberales de Guerrero— un hombre sucio y en harapos con las siguientes palabras —dos puntos; cito—: ‘Sabiendo que aquí se pelea por la libertad, he venido a ver en qué puedo ser útil. Sin mayores averiguaciones, los conjurados le dieron ropa y calzado, y puesto que sabía leer y escribir lo nombraron ‘escribiente’ bajo la autoridad del coronel Diego Álvarez, hijo del primer y principal dirigente de Juan Álvarez.

‘Pocos días después el individuo recibió una carta a su nombre, el nombre era licenciado Benito Juárez. Sorprendido, el coronel Álvarez se dirigió a él—abro comilla—: ¿Y por qué no nos lo había dicho? ¿Para qué?, contestó Juárez. ¿Qué tiene de particular? El que unos años después sería el mejor presidente de México llegó en ese estado lamentable tras dos años de pobreza, persecución y exilio.

‘Estuvo preso en San Juan de Ulúa, fue desterrado a Cuba, trabajó en una fábrica de puros en La Habana, viajó desde Nueva Orleans en busca de apoyo para la causa de la libertad. Y cuando supo que,en Ayutla, Guerrero —en el pueblo de Ayutla, Guerrero— se gestaba una revolución liberal, partió hacia Panamá para cruzar el continente y embarcarse hacia a Acapulco.’ Y sí, para entonces, ya había sido gobernador de Oaxaca, el presidente Juárez, un gran gobernador.

‘Durante su gestión reorganizó la guardia nacional, duplicó el número de escuelas en la entidad, construyó caminos, fundó el puerto de Huatulco, llevó a cabo el levantamiento de la carta geográfica del estado y del plano de su capital, y manejó las finanzas públicas con honestidad y austeridad inflexibles, lo que le permitió dejar ahorros, un superávit en la hacienda pública.

‘Ningún gobernante ha sido más ajeno que Juárez a las tentaciones de la soberbia, la arbitrariedad y los extravíos del poder, y eso he querido ilustrar con la anécdota que les platiqué antes. Él no llegó al cuartel de los liberales de Ayutla aspirando a un trato especial por sus méritos, que ya eran bastantes, sino ser útil a una causa sin importarle el rango o el cargo.

‘En cualquier tiempo— esto es para los jóvenes—, pero más en época de transformación es imprescindible recurrir a la sabiduría y experiencia del presidente Juárez.’

Hay muchos libros, hay documentos de todo tipo, tomos sobre su correspondencia, pero para los jóvenes yo les recomendaría un libro pequeño; desde luego, hay muy buenos autores sobre Juárez, pero don Andrés Henestrosa, oaxaqueño, istmeño, ya finado escribió un librito que se llama Flor y látigo, donde vienen frases importantes de Juárez en todos los tiempos en que actuó como hombre público.

‘Sus frases son grandes consejos. Cuando los liberales estaban enfrentando a los conservadores en la Guerra de Reforma, Juárez lleno de optimismo decía: ‘Es imposible moralmente hablando que la reacción triunfe’. Hay quienes sostienen, porque seguramente lo dijo de otra forma, que la frase es: ‘‘El triunfo de la reacción es moralmente imposible’.

‘Y también recomendaba que al retrógrada —cito— que no quiere oír, es preciso hablarle recio y seguido’ cierro la cita.

‘Cómo olvidar que cuando los conservadores resultaron derrotados en la Guerra de Reforma y trajeron del extranjero al príncipe Maximiliano —ya hablé de que lo fueron a buscar— para tratar de imponer con el ejército francés una monarquía espuria en nuestro país — nos invadieron los franceses, 30 mil soldados franceses, en esa época era el ejército más fuerte, más poderoso del mundo—, Juárez no dejó de alentar al pueblo en defensa de la patria y reafirmaba que México era —abro comillas— tan libre, tan soberano, tan independiente como los más poderosos de la Tierra.’

Decía, fíjense que belleza de pensamiento y cuánto patriotismo, ‘que el enemigo nos venza y nos robe, si tal es nuestro destino, pero nosotros no debemos legalizar un atentado entregándole voluntariamente lo que nos exige por la fuerza. Si la Francia, los Estados Unidos o cualquier otra nación se apodera de algún punto de nuestro territorio y por nuestra debilidad no podemos arrojarlo de él, dejemos siquiera vivo nuestro derecho para que las generaciones que nos sucedan lo recobren. Malo sería dejarnos desarmar por una fuerza superior, pero sería pésimo desarmar a nuestros hijos privándolos de un buen derecho que más valientes, más patriotas y más sufridos que nosotros lo harían valer y sabrían reivindicarlo algún día.

‘Y aun —con esto termino por ahora— cuando en esa época los liberales no consideraban tan relevante la necesidad de la intervención del gobierno —hablaríamos aquí del Estado— en beneficio de los pobres —estamos hablando de la mitad del siglo XIX—, no consideraban los liberales tan relevante la intervención del gobierno en beneficio de los pobres, como sucedería —que esa es la característica de cada una de las transformaciones— como sucedería a partir de la Revolución mexicana en donde la justicia social era lo más importante’. Las dos grandes demandas de la Revolución fueron democracia y justicia.

‘Pero, aun cuando en la época de Juárez el gobierno no tenía como propósito el beneficio de los pobres, —como propósito central—, el presidente Juárez sí sabía, desde entonces, que poco podían esperar los humildes de los potentados. En 1865 afirmaba —lo cito— ‘los ricos y los poderosos ni sienten, ni menos procuran remediar las desgracias de los pobres, podrá suceder que alguna vez los poderosos se convengan en levantar la mano sobre un pueblo pobre, oprimido, pero eso lo harán por sus intereses y conveniencia, eso será una eventualidad que nunca debe servir de esperanza segura al débil.’

Hasta ahí la cita. Seguimos, será mañana, mejor mañana para no perder… Continuará. Vámonos. Si no hay lista, ya…

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@presidenteamlo_

En cualquier tiempo, pero más en época de transformación, es imprescindible recurrir a la sabiduría y experiencia del presidente Benito Juárez. Esto es para los jóvenes. Mañana va la segunda parte. #AMLO #CápsulasDeHistoria #ConferenciaMatutina #BenitoJuárez

♬ sonido original – Andrés Manuel López Obrador
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