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El Partido Comunista de China y su impacto en el Siglo XXI

Lic. Jorge Alfredo Gámez Norzagaray

Profesor Derecho y Ciencias Sociales

Mucho se habla a nivel geopolítico de lo que ocurre en la República Popular China, este gigante de casi 10 millones de kilómetros cuadrados y una población aproximada de 1,500 millones de habitantes, lo cual los pone en este 2023 como la segunda Nación más poblada del Mundo después de la India. Esta Nación milenaria y civilizatoria data de hace más de 5,000 años de existencia lo que la convierte quizá en el País más antiguo del mundo, pues nunca dejó de existir en medio de invasiones, colonialismo en algunas zonas y guerras civiles.

Su historia está marcada sobre todo por miles de años de periodo imperial, destacando muchas dinastías distintas hasta el siglo XIX y principios del Siglo XX donde existió un gobierno imperial semicolonial con fuerte influencia británica; pasando después por la República Nacionalista de derecha del Kuomintang (KMT) dirigida por Chiang Kai-Shek; hasta que estalló la Guerra Civil China a mediados del siglo XX dejando como resultado la victoria del Ejército Popular de Liberación de los Comunistas liderados Por Mao Zedong (o Mao Tse-Tung) quien desde entonces y hasta la fecha estableció lo que conocemos como República Popular China, quien se denomina como una República Unitaria Socialista Marxista-Leninista.

Se ha debatido en diferentes espacios en el panorama geopolítico sobre si en China existe o no lo que es el socialismo-comunismo; pues aparentemente son una Nación capitalista que está abierta al mercado global, de hecho, es claro y evidente que en China existe una economía de mercado; sin embargo, quien controla esta situación es el Estado, representado en esta Nación por el Partido Comunista de China (PCCh) y no por la utopía pro capitalista llamada “libre mercado”; es decir hay una economía planeada de forma muy estricta por el Estado Chino, sin embargo el capital no puede hacer de las suyas al contar con muy fuertes controles de acumulación de riqueza y de la apropiación de los medios de producción.

          Quien dirige esta política económica es como lo habíamos comentado es el PCCh, en cuya declaración de principios se autodenomina comunista pero que aplica un “comunismo adaptado al siglo XXI”, donde el capital por sí mismo (a través de una élite económica) jamás puede estar por encima de los intereses de la Nación; por ello el Estado Chino controla de forma infranqueable ciertos sectores económicos y de servicios; como la educación, la alimentación, el transporte, las tecnologías de la información, energía y las comunicaciones.

¿Ha funcionado entonces el modelo político-económico en la República Popular China? Para responder esta pregunta tan recurrente en debates de geopolítica y geoeconomía debemos revisar los datos duros proporcionados por el mismo Banco Mundial (que no es muy pro chino que digamos, pues es controlado y dirigido por la anglósfera): con cifras del pasado año 2022, China es el País que cuenta con el PIB (Producto Interno Bruto) PPA (Paridad Poder Adquisitivo) más grande del planeta ($29,000,000 millones de dólares) y el segundo PIB per cápita del mundo ($20,667 dólares) es decir sus ciudadanos en una inmensa mayoría ganan lo suficiente para adquirir bienes y servicios para una vida digna.

Como dato revelador se han dado cifras espectaculares de que en los últimos 30 años el modelo económico de la R.P. China ha sacado del umbral de pobreza a 800 millones de personas aproximadamente, según las mismas cifras del Banco Mundial, lo cual es verdaderamente sorprendente y que derrumba por completo los mitos que promueve el anarco-capitalismo sobre el éxito del libre mercado sobre las economías planeadas por el Estado; o sea mientras en China triunfa y crece su economía de forma sostenible y constante sin debacles financieras debido a su bien aplicada planificación estatal, en Occidente, la anglósfera para ser exactos se vive una crisis brutal que está haciendo que las calificadoras internacionales le den notas malas a economías históricamente tan fuertes como la de Estados Unidos y Gran Bretaña.

Por último, es muy necesario mencionar que el actual dirigente del Partido Comunista de China, su secretario general Xi Jinping, y quien de facto es presidente de China (en los Países gobernados por un Partido Comunista el secretario general del partido tiene el carácter de Poder Ejecutivo) ha expresado que en su proyecto a mediano plazo están invirtiendo en nuevas tecnologías y sector energético que sea más amigable con el medio ambiente pues décadas de industrialización han dado como resultado un tremendo impacto ambiental; además que están optimizando sus medios de producción donde los trabajadores puedan seguir siendo igual o más productivos asistidos por las mejoras tecnológicas y así que los ciudadanos chinos dispongan de más tiempo para desarrollar las relaciones sociales, culturales, deportivas y así incrementar los niveles de felicidad y bienestar.

Suena muy ambicioso este plan del Partido Comunista de China, pero nos ha demostrado por décadas que mejorar y adaptarse a las distintas épocas es posible con una buena planeación y estudio constante del entorno geopolítico, económico y diplomático.

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