Michelle Campoy
El avance de la ciencia siempre ha estado en tensión con la filosofía. Desde el empirismo de David Hume, que planteaba que el conocimiento debe basarse exclusivamente en la experiencia sensible, hasta los debates actuales sobre los límites del conocimiento científico, las fronteras entre lo comprobable y lo metafísico son un terreno fértil para la reflexión. Los recientes descubrimientos relacionados con partículas elementales y el desarrollo de tecnología cuántica abren una nueva brecha en este debate: ¿cómo encaja el concepto de lo intangible en un paradigma científico históricamente orientado al empirismo?
1. Ciencia Cuántica y la Metafísica del Multiverso
El artículo de Nature sobre partículas elementales sugiere un avance en la comprensión de fenómenos que, hasta ahora, parecían pertenecer más al ámbito de la filosofía que al de la ciencia. La idea de las “parapartículas” desafía las nociones tradicionales del espacio-tiempo, ofreciendo un atisbo de realidades alternativas o multiversos que se sitúan fuera del alcance directo de nuestra percepción. Esta perspectiva se complementa con los avances en la computación cuántica que presenta Google a través de su chip Willow, diseñado para explorar estados de superposición y entrelazamiento cuántico, conceptos que acercan lo teórico a lo tangible.
Aquí surge la pregunta: ¿puede la ciencia abrazar el concepto de multiverso sin traicionar su compromiso con la prueba empírica? Como señala el filósofo contemporáneo Markus Gabriel, defensor del nuevo realismo, la realidad no se limita a lo que podemos observar o medir; el hecho de que algo no sea accesible a nuestros sentidos o instrumentos actuales no lo hace menos real. Gabriel afirma: “El mundo no existe, pero hay mundos”, sugiriendo que múltiples realidades pueden coexistir independientemente de nuestra capacidad para verificarlas.
2. Proyecciones para los Próximos 5 Años
En un horizonte de cinco años, es posible imaginar dos escenarios:
a. El avance de la investigación cuántica
La tecnología cuántica, liderada por iniciativas como la de Google, puede permitir simulaciones más avanzadas de fenómenos cuánticos. Estas simulaciones podrían ofrecer evidencias indirectas de la existencia de otros universos o realidades paralelas. Un ejemplo sería el desarrollo de modelos predictivos basados en interacciones cuánticas que expliquen fenómenos hoy inexplicables, como la conciencia humana o los viajes interestelares.
b. Impacto en la identidad social
Si los conceptos de multiverso o realidad múltiple se consolidan, esto podría revolucionar nuestra percepción de la identidad colectiva e individual. La idea de que nuestra existencia podría ser sólo una entre muchas versiones plantea preguntas éticas y ontológicas profundas:
- ¿Cómo redefiniríamos el “yo” en un contexto de realidades múltiples?
- ¿Qué impacto tendría esta perspectiva en nuestras creencias religiosas, culturales y sociales?
- ¿Hasta qué punto la filosofía y sus divulgadores están preparados para acompañar a la sociedad en su proceso de reestructuración de identidad?
Autores como Byung-Chul Han ya han advertido sobre el impacto de la tecnología en nuestra identidad. En Psicopolítica, Han señala que el individualismo digital nos ha llevado a una desconexión con lo colectivo. Si el concepto de multiverso se popularizara, podría acentuar esta fragmentación, promoviendo una visión aún más dispersa de la identidad: el “yo” como una posibilidad infinita, en lugar de una entidad única.
3. Ciencia vs Filosofía: Una Tensión Necesaria
Los descubrimientos recientes desafían el límite del empirismo y abren la puerta al retorno de preguntas metafísicas dentro del discurso científico. Esta interacción entre ciencia y filosofía no debe entenderse como un conflicto, sino como una oportunidad para enriquecer ambas disciplinas. Como sostiene Karen Barad, filósofa y física cuántica, “los fenómenos no son entidades independientes, sino interacciones en las que lo material y lo discursivo se co-producen”. Barad propone que los avances científicos deben interpretarse no solo desde lo técnico, sino también desde el impacto filosófico y social que generan.
La exploración cuántica y la posibilidad de los multiversos obligan a la humanidad a repensar su relación con la realidad y el conocimiento. Me parece que en los próximos cinco años, la ciencia no sólo avanzará en la comprensión de lo intangible, como actualmente lo está demostrado, sino que también provocará una transformación en cómo entendemos nuestra identidad y lugar en el cosmos. Sin embargo, será crucial mantener un diálogo entre la filosofía y la ciencia, reconociendo que los límites del empirismo pueden ser, a su vez, el punto de partida para una nueva era de conocimiento y la reivindicación de la filosofía como catalizadora social.