Una reunión con tintes represivos
Este lunes 9 de junio de 2025, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, sostuvo una reunión urgente con su gabinete de seguridad nacional y sus asesores migratorios, encabezados por Stephen Miller y el llamado “zar de la frontera”, Tom Homan. La razón: los crecientes actos de protesta registrados en Los Ángeles, donde miles de personas —en su mayoría migrantes de origen mexicano— se han manifestado contra las políticas migratorias extremas del mandatario.
Amenaza con invocar el Acta de Insurrección
En un movimiento alarmante, Trump ha amenazado con invocar el Acta de Insurrección, un recurso legal utilizado solo en épocas de guerra en la historia de Estados Unidos. De hacerlo, el presidente estaría autorizado a desplegar fuerzas militares, incluyendo marines, contra civiles, lo que agravaría una situación ya tensa. Esta medida ha sido calificada por activistas y defensores de derechos humanos como un acto de represión autoritaria.
Protestas por dignidad y justicia
Las manifestaciones en Los Ángeles no son actos de violencia, sino expresiones de resistencia ante una política migratoria que criminaliza la esperanza, la dignidad y el derecho a migrar. Gran parte de los detenidos durante los enfrentamientos del fin de semana son mexicanos o de origen mexicano, lo que evidencia que la ofensiva tiene un claro sesgo racial y xenófobo.
México en el centro del conflicto
El despliegue de más de 300 elementos de la Guardia Nacional estadounidense ya ha provocado más de 30 arrestos. Ahora, Trump amenaza con movilizar a 500 marines adicionales. En lugar de atender las verdaderas causas del descontento social, el mandatario opta por militarizar las calles y silenciar la disidencia.
Mientras tanto, el gobernador de California, Gavin Newsom, ha rechazado frontalmente estas acciones y se prepara para demandar legalmente a Trump por abuso de poder, en defensa del estado y sus habitantes, muchos de ellos mexicanos.
Golpe a las familias migrantes: remesas y deportaciones
A la par de estas amenazas, el presidente estadounidense mantiene firme su promesa de deportar a un millón de migrantes indocumentados en su primer año, sin ofrecer vías legales ni mecanismos de defensa. Peor aún, legisladores republicanos ahora proponen imponer un impuesto del 15% a las remesas enviadas por migrantes mexicanos, un acto de represalia que golpearía directamente a las familias en México que dependen de este ingreso para sobrevivir.