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La 4t, el neoliberalismo y la UAS

Por Diego Angulo.

El 2018 llegó la 4T a la presidencia con Andrés Manuel López Obrador y busca transformar todas las instituciones que sufrieron cambios durante el periodo neoliberal, entre estas las universidades que abrazaron una seria de políticas que segregaron de la educación a los sectores de la población más pobre, privatizaron la educación superior, pauperizaron el empleo de los trabajadores universitarios y crearon un régimen de privilegios.

Explico.

En el gobierno de Carlos Salinas de Gortari comenzó a conformase una nueva elite económica y política alineada a la nueva ideología neoliberal que fuera la base en la que se sustentara la implementación del nuevo modelo.

La conformación de elite económica que ascendió durante el salinato está ampliamente documentada. Son un grupo de empresarios que se aprovecharon de la privatización de empresas estatales y las concesiones de minas, carreteras, puertos y aeropuertos y hoy encabezan en la lista de los más ricos del mundo. Es decir, la destrucción del estado keynesiano para dar paso a un “capitalismo de cuates” como dice el economista Joseph Stiglitz. 

Por otro lado, también era necesaria una elite política que desmantelará el estado benefactor e implementará el estado mínimo. En ese sentido, se concesionó el poder político a grupos nacionales y locales con la consigna de realizar reformas (estructurales) para implementar el nuevo sistema. Ahí derivan las concertacesiones en 1991 de Salinas con el PAN (el nacimiento del PRIAN), la muerte de Luis Donaldo Colosio y la destitución de 17 gobernadores y los líderes del SNTE y Pemex para situar elites afines.

La concesión del poder se conoció eufemísticamente como la descentralización estatal e implicaba transferir presupuesto hacia los estados y sus grupos como aliciente económico (salud y educación).

El presidente Andrés Manuel nombró a la elite política/económica como “mafia del poder”.

En el caso de las universidades, las elites beneficiarias de la concesión política tenían reformar las instituciones para implementar los exámenes de ingresos (ceneval) y exclusión de estudiantes, investigación orientada a la iniciativa privada, implementación de políticas de “calidad”, destrucción de los sistemas de pensiones, disminuir las facultades de ciencias sociales y humanidades, implementación de cuotas escolares para el autofinanciamiento y la enseñanza del individualismo y competencia, entre otras políticas.

La elite neoliberal ofreció el modelo de “juntas de gobierno” para elegir a rectores y directores de facultades (conocida como “reformas a leyes orgánicas”) con el objetivo de que el tránsito hacia el nuevo modelo fuera controlando el poder de manera transrectoral. El modelo derivó en la creación de caciques y elites universitarias con negocios y privilegios sobre el presupuesto de las instituciones con la complacencia de los gobiernos federales y estatales.

Este modelo se replicó en todo el país y en Sinaloa se llevó a cabo durante la rectoría de Héctor Melesio Cuen el 2006 con la reforma a la Ley Orgánica de la universidad con el apoyo de la mayoría del PRI en el Congreso del Estado (los anteriores rectores no se animaron). 

Ahora la 4T busca darle una nueva orientación a la educación superior a través de la reforma al artículo 3ro constitucional haciendo gratuita la educación media superior y superior y prohibiendo la política de rechazados; aprobó la Ley General de Educación Superior para democratizar las universidades y que maestr@s y estudiantes tengan más injerencia en la elección de las autoridades, se transparenten y auditen los recursos y se genere una política de austeridad y eliminación de privilegios, por eso se entiende que las elites universitaria (Unam, UAS, UNISON, etc.) se resistan al cambio y movilicen a la comunidad universitaria en defensa de privilegios.  

Solo para dar un ejemplo; los ingresos propios (cuotas escolares) para la UAS representan alrededor de 350 millones de pesos (más que muchos municipios) que no se fiscalizan por la auditoria estatal y federal. La gratuidad en la educación media superior y superior como lo plantea la Ley Educación Superior del Estados de Sinaloa aprobada por el Congreso Estatal (la UAS se amparó) implicaría que esos recursos ya no entrarían a las arcas de las elites de la universidad para su manejo discrecional.

En ese sentido, l@s estudiantes y maestr@s están deben razonar que universidad quieren. Democrática, transparente, sin rechazados, austera, gratuita, social/popular, de excelencia y critica contra una institución con cuotas escolares, con rechazados, controlada por oligarquías, con ideología individualista, orientada a la calidad y la economía de mercado.

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1 Comment

  1. Jose Luis Leyva González dice:

    Es correcto, Los recursos públicos para la educación superior deben repartirse equitativamente entre las universidades públicas de cada estado, mientras sigan con su modelo neoliberal, se deben quitar los privilegios $ a las universidades autónomas estatales. La Universidad pública debe ser vanguardia en el desarrollo de todos los mexicanos, no solo del Sec empresarial, ya basta de formarles a estos vampiros del presupuesto, empleados de sus empresas

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